FRUCTUOSO MIAJA, MEMORIA DE LIBERTAD Y DEMOCRACIA

Fue una persona de grandes convicciones y consecuente con su forma de pensar, un gran luchador por la libertad y la democracia, por la que pagó años de éxodo en cárceles. Desde que comencé a elaborar mi libro sobre la República y Guerra civil en Ceuta allá por 1995, su lúcida memoria me sirvió para procesar los numerosos datos que tenía de personas que aparecían delante de mí en los documentos de los consejos de guerra o en los listados que confeccioné sobre represaliados en nuestra Ciudad. ¿Le suena este nombre? y el me daba todo lujo de detalles… “Ese era un gran carpintero, trabajador, afiliado a la CNT… “y así uno, tras otro.

Recuerdo, recogerlo numerosos domingos muy temprano, de su modesta casa de “Las Carmelitas”, nos refugiamos en los salones del hotel La Muralla, y allí estábamos hasta bien entrada la tarde, con un par de cafés y unos dulces. Notaba que aquellos datos que le aportaba y mis incesantes preguntas le volvían a su joven militancia republicana en Ceuta. Ahora maldigo no haber grabado esas conversaciones, con ese sensato juicio tenia de aquellos acontecimientos, del que él fue testigo de primera mano.

Muchas veces me comentó, que tras el 17 de julio, el tiempo no corría a su favor y muchos de sus compañeros ya habían sido detenidos. Precisamente pocos días antes de su salida de la ciudad supo que su compañero el sindicalista Luís Castillejo estaba siendo juzgado junto a cincuenta compañeros más, este consejo concluyó con veintiséis fusilamientos.

Fructuoso Miaja estuvo desde el inicio de la sublevación cambiando constantemente de lugar para no ser descubierto por las patrullas de falangistas que recorrían la ciudad, conforme pasaba el tiempo era más difícil no ser descubierto. Tras varios intentos se fijó el atardecer del 19 de diciembre de 1936, para salir y el lugar la bahía norte y la zona costera de Calamocarro. Miaja pudo convencer a los propietarios de la marrajera “Hermanos Sanani”. La tripulación de esta pequeña embarcación estaba formada por cinco marineros y el grupo de republicanos que querían huir era de veintidós y se habían guardado muy bien de no comunicarles a sus compañeros de aventura la hora y el día, hasta pocas horas antes de la salida, y con ello, evitar el riesgo de que alguien pudiera ser presionado por la policía y delatarlos.

Las seis de la tarde fue la hora señalada, todos fueron llegando, bajando de los montes de García Aldave, y aguardando la llegada del pequeño barco, escondido en el túnel que existe de acceso a la playa de Calamocarro. Cuando oscureció, lo vieron llegar con el motor apagado. Se acercó al saliente de rocas que existe en esa playa y todos los hombres que esperaban en la playa subieron a las rocas y saltaron al barco, no sin algún que otro chapuzón y sobresalto con pérdida de equipaje. La primera intención era marchar hacia el sur peninsular, la zona de Guadiaro que todavía estaba en poder del gobierno de la República. Pero el fuerte viento de levante aconsejó más seguro ir hacia la ciudad internacional de Tánger. A las pocas horas llegaron sin ninguna novedad, pese a tener durante la travesía a pocos metros un destructor sublevado, quien lo confundió con un barco pesquero en plena faena.

Cuando llegaron a Tánger, Miaja se dirigió a la Legación Española, donde recibían a los exiliados para proporcionarles ropa limpia, comida y documentación. En la ciudad internacional pudo conversar con el presidente del PSOE en Ceuta Rafael Jiménez Cazorla, quien en la tarde del 17 de julio pudo huir en un coche de la JOP, el diputado por Ceuta, el socialista Manuel Martínez Pedroso y el Diplomático Clemente Cerdeira, quien preguntaba por su familia en Ceuta represaliada.

Les narró la represión desencadenada tan intensa, que cayó no solo sobre los que habían defendido la República con su labor política y sindical, sino que también incidió sobre aquellos que eran simplemente más abiertos, los incrédulos por cualquier motivo, los que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas o simplemente aquellos denunciados por rencillas personales, odios y deudas, de los que se nutrieron las cárceles ceutíes.

El nuevo poder establecido violentó numerosos principios básicos del derecho y se aplicaría la ley de forma retroactiva. Se les imputaban a los defensores de la legislación establecida el delito de “adhesión a la rebelión”, cuando habían sido los sublevados los que habían violentado el orden constitucional en vigor. Esta alteración de cuál era el verdadero poder legítimo y quién era el verdadero rebelde implicó un cambio de papeles. Quien el 17 de julio de 1936 era leal al Gobierno pasó a ser, desde la madrugada del 18 de julio, culpable de un delito de “rebelión”. Ceuta, tras el golpe y posterior proclamación del estado de guerra se convirtió en una ciudad llena de miedos y recelos. Los listados con los nombres de políticos y sindicalistas debían estar realizados desde bastantes días anteriores al movimiento, ya que en pocas horas se comienza a encarcelar a los principales personajes de la vida republicana ceutí. Las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas, comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos, partidos políticos y Casa del Pueblo.

DESDE EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN A LA ALCALDÍA DE CEUTA

Tras la terminación de la Guerra, fue detenido en el Campo de Concentración de Albatera (Alicante), posteriormente fue encarcelado en el Hacho y finalmente tras un consejo de guerra fue condenado a 13 años de prisión a cumplir en el penal del Puerto de Santa María, junto a otros muchos ceutíes. Tras la llegada de la democracia fue designado Alcalde de Ceuta en 1987. Pero todo este periplo de penurias tuvo su comienzo en aquella tarde del 19 de diciembre con su salida de Ceuta, por la playa de Calamocarro y su llegada a Tánger. En la ciudad internacional se hospedó en el hotel Comercio, lugar donde también se encontraban algunos cenetistas y republicanos de Ceuta. Al joven Miaja le aconsejaron que no fuera solo por la ciudad, ya que, los falangistas secuestraban a los huidos y los entregan en el puesto fronterizo y llevado a Tetuán para ser juzgados. Los días de espera se hacían largos y tediosos, recibiendo tristes noticias de la represión en Ceuta. A mediados de enero de 1937 partió en el buque correo que hacía la línea Tánger a Marsella, una vez allí, se trasladó a Barcelona, y posteriormente a Madrid para contactar con su tío, el general republicano Miaja y ponerse a sus órdenes. Estuvo luchando en varios frentes como Aranjuez, Cuesta de la Reina, Séptima Brigada Mixta, Jarama y la zona del Tajo.

El final de la contienda le sorprendió en Alicante, como a otros muchos, en el puerto esperaban la llegada de barcos para salir hacia el exilio. Fueron miles los que habían acudido con la esperanza de embarcar y huir de la represión franquista. Llegaban en convoyes ferroviarios y en camiones tras un largo y penoso viaje. La cifra se sitúa entre veinte y treinta mil. Los barcos anunciados, para poder salir y evitar la represión, no aparecen. Miaja, recuerda que “Muchos, no viendo otra salida, se suicidan, vi morir a mucha gente en esas trágicas horas, escuchando como las tropas de Franco llegaban al puerto…”. Es apresado, y conducido junto miles de republicanos y trasladado al campo de concentración de Albatera. Sin comida, casi sin agua, llenos de piojos y de chinches, las humillaciones y maltratos, añadidos al frío que pasaban, son cuadros que Fructuoso Miaja pese a los años ya transcurridos no olvidó. Una pequeña lata de sardinas para tres personas durante varios días era su alimento, junto a un chusco de pan. También era notable la sed que padecieron por la falta de agua y el enorme calor que hacía en el lugar.
El campo de concentración quedó establecido el 11 de abril de 1939 según una nota del Estado Mayor de Franco. En cuanto a las medidas represoras también fueron de enorme dureza. Se produjeron torturas, todo tipo de humillaciones y vejaciones, y fusilamientos. Grupos de falangistas y “vencedores” venían desde todos los puntos de España a buscar presos conocidos por ellos. Una vez localizados, se los llevaban en camiones y los fusilaban en los alrededores del campo.

CONDENADO A 12 AÑOS DE PRISIÓN

Tras un año en el campo de concentración de Albatera (Alicante), lo trasladaron al sanatorio de Portacoeli en Valencia y al Reformatorio de adultos de Alicante, en este lugar le fue concedida la prisión atenuada, contaba Miaja con 22 años. Volvió a Ceuta donde su ya anciana madre le esperaba tras casi seis años de ausencia, aquí fue juzgado, por un consejo de guerra sumarísimo. Tras estar encarcelado 13 meses en la fortaleza del monte Hacho fue trasladado al penal del Puerto de Santa María corría el año de 1944, para cumplir 12 años de prisión. Fructuoso Miaja me recordó en numerosas conversaciones como su madre jamás desfalleció en el empeño de conseguir su indulto. Y efectivamente, así fue, ya que el 19 de octubre de 1950, lo consiguió. Lo primero que realizó al salir en libertad fue trasladarse a Ceuta y estar cerca de los suyos. Pero nunca deja de vivir bajo vigilancia policial, y aprende a no caer en las muchas provocaciones que se les tendía los falangistas locales. Sabía que su ficha policial estaba presente en todos sus actos y podía acabar nuevamente en la prisión del Hacho. En todo esto contrae matrimonio con Sara Miaja, teniendo dos hijos Segundo y Rosalinda. El desenlace de la guerra civil abrió un periodo histórico difícil para la sociedad española, en general, y para los socialistas ceutíes, en particular.

PRESIDENTE DEL PSOE Y MITIN JUNTO A GUERRA

El 21 de abril de 1977, se celebró una asamblea en el cine Astoria, donde intervino entre otros el líder socialista Alfonso Guerra. Años después en 1987, fue nombrado alcalde de Ceuta y con anterioridad en 1982 Senador. Su amistad con Paco Vallecillo le hace unir fuerzas para creer en nuevas metas demócratas. Y ya en la década de los años setenta siente que el régimen franquista régimen democrático vendrá pronto. Tras varios trabajos se establece por su cuenta con el bar “El Noray”, en la zona de las Puertas del Campo. Numerosas son las reuniones allí llevadas a cabo, con sigilo, para no levantar sospechas.
Antes de celebrarse las elecciones generales de 1977 mantuvo la primera reunión con militantes del PSOE en Ceuta. Paco Vallecillo era el secretario de organización y Miaja presidente. Tras la muerte del General Franco, el 20 de noviembre de 1975, la izquierda en Ceuta, tras cuarenta años de clandestinidad, deciden y según los acontecimientos que se están sucediendo en la vida política nacional, celebrar su primera reunión pública, fue un 27 de enero de 1977, en el Restaurante “La Diagonal”, en la zona del Tarajal.
El discurso de presentación del PSOE estuvo a cargo de Fructuoso Miaja: “Estimados compañeros, Salud y Libertad. Nuestro prólogo de momento, es de dolor y de repulsa ante las criminales acciones contra personas y las libertades. Dirigidos por el fascismo internacional que repudian una España en paz y democracia. Nuestra esperanza se ha convertido esta noche en bella realidad, es algo que hace tiempo soñábamos. Estamos aquí sólo para ejercer un derecho ciudadano. Acabemos con el miedo, o el miedo acabara con la libertad. La noche de 40 años quedó atrás, vencida por la luz de la razón en esta histórica jornada que no es acto de fuerza, sino presencia civilizada y evolutiva, junto a las libertades de reunión y asociación, la libertad de expresión es una columna básica para el buen funcionamiento de la libertad…”.

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