Índice del libro: Masonería en Ceuta, Origen, Guerra Civil y Represión 1821-1936″

 La historia de la masonería en Ceuta comienza en 1821 y llega a su trágico fin con la sublevación militar de julio de 1936. La consiguiente represión tuvo como resultado 268 víctimas ceutíes, masones 27 de ellas, además de los numerosos encarcelados y exiliados. Entre uno y otro momento, existieron ocho talleres masónicos en la ciudad: Antorcha de Ismael, Africana, Hijos de la Africana, África, Hércules, Constancia, Hijos de Hércules y Themis. Este libro narra esa historia, la de las diferentes logias, sus características y desarrollo. Para ello, el autor ha consultado la extensa información contenida en los libros de actas, expedientes, correspondencia epistolar, etc.; en definitiva, documentación original e inédita que analiza la vida interna de la masonería ceutí durante su existencia. Finalmente, incluye un apéndice reseñando la trayectoria masónica y profana de más de 200 integrantes de los mencionados talleres. Nos encontramos, sin duda, de una obra más del autor que arroja luz sobre unos episodios, hasta ahora muy poco conocidos, en relación con la historia contemporánea de Ceuta.

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Índice

 Prólogo del historiador  Ramón Galindo Morales

A propósito de la masonería, Diego de Lora

Introducción

Capítulo I

Circunstancias del nacimiento de la masonería en Ceuta

Situación Histórica: Ceuta a principios del siglo XIX

El trienio Liberal

La logia Antorcha de Ismael (1821-1823)

Constitución de la logia Antorcha de Ismael

Capítulo II

Tres logias decimonónicas en Ceuta (1873-1895)

 Ordenación histórica en Ceuta a finales del siglo XIX

Nueva ciudad tras la Guerra de África 1859-1860

La logia Africana (1873-1882)

La logia Hijos de la Africana (1880-1884)

La logia África (1888-1895)

Capítulo III

Ceuta en el primer tercio del siglo XX

Desarrollo político y social en Ceuta (1900-1936)

La dictadura de Primo de Rivera (1923-1931)

Proclamación de la Segunda República en Ceuta

Ayuntamiento republicano

Bienio Reformista en el ayuntamiento de Ceuta (1931-1933)

Bienio radical-cedista (1933-1936)

Sociedad y sindicalismo durante la Segunda República

Octubre de 1934

Capítulo IV

La masonería en Ceuta durante la Segunda República

 Implantación de la francmasonería en Ceuta (1930-1936)

Constitución de la logia Hércules (1930-1936)

Masonería y República en Hércules

Templo de la masonería ceutí

Prensa y masonería

Masonería y política

Composición social

Comisión de Beneficencia

En el contexto masónico

La logia Constancia (1932-1935)

Política en el taller

Analogías con los talleres del protectorado

Relaciones con los talleres de la ciudad y Melilla

Composición social

La logia Hijos de Hércules (1933-1936)

Composición social

Tenida fúnebre al teniente coronel López-Bravo

Clausura del Templo

La logia Themis (1934-1935)

Apuntes de la Gran Logia Regional de Marruecos

Capítulo V

Guerra Civil y Represión de la masonería en Ceuta

Inicio de la Guerra Civil en Ceuta

Ceuta: 17 de julio de 1936

Oficialización de la represión en Ceuta

Atentado a Beigbeder, alto comisario

La represión de la masonería en Ceuta

Masones en las sacas

Alcaldes masones víctimas de la represión

Macro juicio con nueve masones fusilados

Traslado de masones desde el Protectorado

Militares masones ceutíes

Incautaciones a los masones ceutíes

Radio, Prensa y Masonería

Ley de Responsabilidades Políticas

Ley represión de la masonería y el comunismo

Masones ceutíes en busca y captura

Los libros falsos de la masonería

Apéndice I.

Historial de los masones de Ceuta (1821-1936)

 Cuadros

  1. Logia Antorcha de Ismael (1821-1823)
  2. Logia Africana 1881
  3. Logia Hijos de la Africana en 1880
  4. Logia Hijos de la Africana (1880-1884)
  5. Hijos de la Africana en 1883
  6. Hijos de la Africana (1880-1884)
  7. Logia África en 1888
  8. Logia África en 1891
  9. Logia Hércules en 1930
  10. Logia Hércules en 1931
  11. Logia Hércules en 1932
  12. Logia Hércules en 1933
  13. Logia Hércules en 1934
  14. Logia Hércules en 1936
  15. Logia Hércules por profesiones (1930-1936)
  16. Logia Constancia en 1933
  17. Miembros de la logia Constancia en 1934
  18. Logia Constancia en 1934
  19. Logia Constancia en 1935
  20. Logia Hijos de Hércules en 1934
  21. Masones fusilados en Ceuta (1936-1944)
  22. Fusilados en Ceuta por meses (1936-1944)
  23. Fusilados sepultados en la fosa del cementerio de Ceuta
  24. Fusilados en Ceuta (1936-1944)

 

 

 

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Libros

El cementerio de Santa Catalina en Ceuta, guarda joyas monumentales, esculturas relacionadas con personajes destacados de la sociedad de cada momento, políticos o bien relacionados con el mundo del arte que han permitido que éste adornara su última morada. Un arte fúnebre, lleno de sensibilidad esculpido en el mármol. Son varios los panteones que ofrecen bellas imágenes.

Si destaca un panteón es el construido por la familia Cerni, donde también está el cuerpo de González-Tablas, su cuerpo descansa en el cementerio desde 1922, tras estar varias horas antes en su domicilio en los pabellones de las Puertas del Campo, donde se instaló la capilla ardiente. Con motivo de su entierro, el alcalde publicó un manifiesto invitando al comercio a cerrar para asistir a la ceremonia. Su Majestad el Rey dirigió el siguiente telegrama de pésame: “Uno mi dolor al de ese brillante Cuerpo por la pérdida del heroico Coronel González Tablas, que ha sabido terminar su vida con un final digno de ella. Sírvanos de ejemplo y honremos su memoria. Vuestro Rey, Alfonso». 

Otro destacado conjunto histórico es el panteón de regulares, donde destaca ese impetuoso león. En torno a este majestuoso panteón le rodea la figura de un ecuatoriano enterrado allí un 25 de junio de 1922, era el Alférez Francisco Suárez Veintimilla, quien fue trasladado a Ceuta desde el campamento de Beni-Aros, donde falleció, tras caer herido el día 19, en el avance de las tropas de Regulares, sobre Zamade Siddi-Issef el Tallidi. Cuando se encontraba con sus compañeros al sector de Beni-Aros muy cerca de la línea de combate, el estaba al mando de un pequeño grupo donde se generalizó la lucha cuerpo a cuerpo. Su Ordenanza cayó a su lado y el fue herido mortalmente en el campo de batalla, con tan solo 27 años recién cumplidos.

El día 24 las fuerzas españolas pudieron retomar el puesto y cubrieron su cadáver con las banderas del Ecuador y España. Tras el entierro, llevado a cabo con todos los honores fue enterrado en el Panteón de Regulares. Le tributaron honores correspondientes a su jerarquía asistiendo al sepelio una sección de cada arma, oficiales del ejército y de los barcos de guerra surtos en el puerto, representantes de las sociedades, municipios y ceutíes en general. Los diferentes diarios nacionales escribieron “del joven héroe”, se habló entonces de la solidaridad de España y los pueblos de América.

La Academia de caballería de Valladolid puso su nombre en el Cuadro de Honor Institucional y el Coronel Director, Pedro Gómez Medina, hizo leer al alumnado un Manifiesto a la memoria del héroe caído en acto de extrema heroicidad. Es considerado por el Estado español desde 1922 como “Héroe Español” y “Héroe Nacional”, se conserva una placa en su memoria en Tetuán de las Victorias. Había nacido en 1895 en Otavalo (Provincia de Imbabura) Ecuador, embarcado en 1917 a España, fue aceptado en la Academia de Caballería de Valladolid y descolló por sus magnificas calificaciones, ejemplar conducta y arrojo en la instrucción física. Finalizada su carrera obtuvo la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco y sus profesores y compañeros le entregaron una insignia de oro con las armas de España.

El rey Alfonso XIII le recibió en audiencia especial y quedó tan encantado de su conversación que le entregó un retrato suyo con un sincero autógrafo, expresivo y cordial. El 21 de abril de 1922 fue promovido al grado de Alférez de Caballería y pidió su traslado a Ceuta, al Grupo de Fuerzas regulares número 3, como Ayudante del Teniente Coronel Miguel Ponte, Marqués de Bóveda de Limia, pero le informaron que siendo extranjero podía ser agregado al cuartel general, en cuyo caso no sería destinado al frente de batalla en el Protectorado Español en Marruecos, sugerencia que le pareció totalmente indecorosa y fuera de sus principios, de suerte que pidió que se le pusieran a la vanguardia de su Grupo de Caballerías, es decir, en el sitio de mayor peligro. Se conoce que uno de sus camaradas de armas intentó disuadirlo, haciéndole ver que por su cualidad de extranjero no tenía para que correr los peligros de la campaña. Y el joven Suárez Veintimilla contestó: “Yo no puedo creerme extranjero en España. Mi Patria es mi Ecuador amado, y lo será mientras viva; pero España me ha dado un uniforme que tengo que honrar. Y para mi, como debe ser para todos los americanos, España, aunque no sea mi Patria merece todo el cariño, porque es la madre de mi país natal”.

Fosa común – lugar para la memoria

El 1 de noviembre de 2005, fue un día histórico, por primera vez se llevó a cabo una ofrenda de flores por parte de la Ciudad.  Anteriormente la fosa común, presentaba un aspecto lamentable. El trabajo de adecuación se llevó a cabo con un proyecto del arquitecto municipal Javier Arnaiz. En el citado lugar fueron enterrados 156 personas, tras oponerse al golpe militar de julio del 36, en su gran mayoría son militares, políticos y sindicalistas, los últimos enterramientos en ese lugar fueron realizados en agosto de 1944.

En torno a la fosa común del cementerio de santa catalina tendríamos que recordar que tanto en Ceuta, como la zona occidental del Protectorado en Marruecos más que de guerra habría que hablar de represión, pues no hubo combates ni operaciones militares. La barbarie desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron los que habían defendido la República con su labor política y sindical, sino que también cayó la misma sobre aquellos que eran simplemente más abiertos, los incrédulos por cualquier motivo, los que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas o simplemente aquellos denunciados por rencillas personales, odios y deudas, de los que se nutrieron las cárceles ceutíes y del Protectorado español en Marruecos.

El desglose del total de asesinados en Ceuta fueron 268. Es fácil concluir, que el tema de la represión ejercida en el nuevo Estado que surge tras el golpe militar del 17 de julio de 1936 presenta aún hoy, a pesar de los años transcurridos desde entonces, numerosas lagunas. La consulta de distintos documentos permite acercarse a la tétrica realidad judicial de aquellos años. Los procedimientos sumarísimos de urgencia, que la legislación fijaba como formula ocasional, se convirtieron, sin embargo, en la única fórmula empleada por los tribunales para juzgar los supuestos delitos de los que no eran adictos al nuevo régimen.

Amparados en la más absoluta impunidad y parapetados tras la vía jurídica no dudaron en acusar y condenar de adhesión a la rebelión a los que precisamente habían defendido la legalidad constitucional. Daba igual que las acusaciones realizadas se refirieran a asesinatos, pertenencia a organizaciones políticas o sindicales, participación en saqueos de iglesias, insultos, redacciones de periódicos, pertenencia la masonería, etc. Y, desglosando las cifras, se puede apreciar que el mes de agosto de 1936 se convierte en el más trágico de toda la represión en Ceuta, con 73 víctimas, de las cuales tan sólo siete se efectúan tras los respectivos consejos de guerra; el resto, sesenta y seis, fueron debidas a las sacas de madrugada.

Por militancia política, el número mayor de fusilados fue para los anarcosindicalistas y por profesiones el estamento militar fue el más castigado, sobretodo en 1938. Tras el inicio de la represión, con el paso de los meses, el número de fusilamientos fue disminuyendo paulatinamente. En los cinco primeros meses se registraron un total de ciento veintiocho ejecuciones, casi el 50% de las llevadas a cabo durante toda la represión. En 1937 se registraron noventa y seis, para continuar bajando hasta cuarenta y uno en 1938, y hasta seis años después, en agosto de 1944, no se consignaron los últimos tres fusilamientos en Ceuta. Estos datos confirmarían la conclusión en el sentido de que la represión sustancial se produjo en los primeros meses.

Tras las primeras ejecuciones en Ceuta, el 21 de julio de 1936, hasta 1944, en todas se consigna herida por arma de fuego, aunque después, en el registro civil, aparecen muchos tachados. Hay un paréntesis de seis años, desde 1938 a 1944, que no se producen más ejecuciones. Tal vez las hubo, pero se pudieron encubrir en los libros como hemorragia interna. Esto ocurrió con el fusilamiento de los tres miembros de la resistencia en Tánger, pero es evidente que el error en el número de fusilados no consignados debe ser muy pequeño. Si se toman en cuenta los días en que se producen las ejecuciones y el número se observa que no parece que existiera una norma que regulara las mismas. Hay meses que durante varios días consecutivos se realizan fusilamientos y otros que las fechas se distancian considerablemente. Pero es irrefutable que tras algún ataque de las fuerzas republicanas en la madrugada siguiente realizaban ejecuciones. También se incrementa en torno a las celebraciones de determinados aniversarios y cuando en el frente fallecían soldados o miembros de la Falange local.

Ángel García Ruiz

Don Ángel como lo conocían sus alumnos fue el autor de la música del himno de Ceuta, fundó y dirigió el Conservatorio municipal, creó la Masa Coral, el Cuadro Lírico; fundó y dirigió la Orquesta Sinfónica y la asociación Amigos de la Música y fue el director de la banda de música del Tercio. Sus restos reposen en una tumba apartada, mejor decir oculto del cementerio, donde se accede tras pasar por una empinada escalera y un frío muro. Todo esto ocurre desde 1956 cuando Don Ángel García Ruiz falleció de un cáncer de estómago y fue enterrado “fuera del Cementerio”.

     La curia ceutí de aquellos grises años no le perdonó su libertad de pensamiento. En el 2004 se conmemoró el ochenta aniversario de la primera audición del himno. Sobre Don Ángel, el catedrático Antonio Garrido Aranda escribió: “El profesor que más hizo por la música en Ceuta en un largo trecho, que iría desde los años 30 a mediados de los cincuenta, fue don Ángel García Ruiz, uno de los fundadores del Conservatorio, con los hermanos Alcalá Galiano. Era un músico en toda la extensión de la palabra. Lo recuerdo como una persona muy seria y responsable, pero sin quitar un ápice de humanidad y educación…”.

También el abogado ceutí Fernando Díaz Bermejo, escribió: “Hace más de treinta años, contando unos quince o dieciséis años de edad, cuando acompañando a mi padre, que era un gran melómano y aficionado a la música clásica, al cementerio para visitar supongo la tumba de algún familiar, me contó la historia de quien había sido director de la orquesta de Ceuta y compositor de su himno, y por qué su enterramiento estaba fuera de los límites del camposanto, en tierra no consagrada…”.

   Sobre los inicios del Conservatorio de Ceuta, por el que tanto hizo Don Ángel, tendríamos que referirnos a lo escrito por Vicenta Marín, donde destaca que en 1932 fue creada una escuela particular de música por iniciativa de un grupo de personas que consideraban que era una parcela educativa que no estaba cubierta en la ciudad.

    La creación de este centro fue justificado por los profesionales del arte musical, manifestando que existía un gran número de alumnado que se estaban viendo privado de poder cursar esta enseñanza por falta de recursos ya que el gasto que les suponía era superior a los medios económicos de los que disponían. En el año de su fundación, como escuela particular, se propuso al Ayuntamiento que se hiciera cargo de ella, con lo cual se consiguió que pasara a funcionar como escuela Municipal de Música, a partir de mayo de 1932. Para ello, aportó una subvención para cubrir gastos de funcionamiento.

  La Corporación se comprometió a proporcionar a la Escuela el material y mobiliario necesario para su total funcionamiento. El 18 de noviembre de 1932 comenzaron las gestiones, por parte de su director Don Ángel García Ruiz, para dar carácter oficial a los estudios. Consiguiéndose en 1933, que el Ayuntamiento declarara la Escuela Municipal de Música como Conservatorio.