Ceutíes y melillenses en el Holocausto

          Seguramente fueron muchos más los ceutíes que sufrieron el castigo y el horror de los nazis. Pero hasta el día de hoy, documentados sólo tenemos a Eugenio Amador Mayano y a Enrique Mateo. Pese a los años transcurridos la búsqueda de fichas de entradas y deportados es muy laboriosa. El Ministerio de Cultura español y las asociaciones de víctima del nazismo están realizando una gran labor de documentación.

Pero muchos años atrás, tras la lectura del parte oficial con la terminación de la Guerra Civil española, el 1º de abril de 1939, en realidad, la contienda no terminó para todos. Una enorme cantidad de españoles, entre ellos muchos ceutíes, combatientes o no, se tuvieron que marchar de aquella España, en la que no tenían sitio.  Una gran mayoría se instalaron en Francia; pero sobre ellos, poco más de un año después, se precipitó otro conflicto bélico que complicó más su ya de por sí difícil situación: la invasión alemana de Francia.
En la ficha de los ceutíes podemos leer Eugenio Amador Mayano, fue deportado el 27 de enero de 1941 al campo de concentración de Matauthasen, nació el 6 de enero de 1906. Tras su detención estuvo en la XI-B Fallingbostel, con el número de prisionero 6835. Fue ejecutado el 13 de marzo de 1942. El otro ceutí Enrique Mateo, nació el 21 de marzo de 1926, ingreso en la prisión de Compiègne, el 2 de julio de 1944, siendo deportado al campo de concentración de Dachau tres días después, tenía el número 77.972, tras el fin de la guerra fue liberado, el 8 de mayo de 1945 se puso fin, con la derrota de la Alemania nazi, a la Segunda Guerra Mundial.
Estos ceutíes, contribuyeron a la defensa de Francia contra la Alemania nazi. La derrota francesa llevó a miles de ellos a caer prisioneros del III Reich; conocieron posteriormente un régimen inhumano que les llevó a la muerte a la mayoría de ellos. A partir de agosto de 1940 llegaron los primeros detenidos españoles a Austria y hasta octubre de 1941 todos los transportes de detenidos españoles se dirigían a Mauthausen.
El Holocausto fue una divisoria de aguas en la historia de la humanidad. Es muy importante que el mundo moderno comprenda este genocidio contra el ser humano.  Cualquiera que sea nuestra identidad o el lugar donde residamos, el conocimiento de este suceso de alcance universal puede ayudar a que todos iniciemos un análisis crítico de las raíces del genocidio y la necesidad de proteger la paz y los derechos humanos, con miras a prevenir la repetición de esas atrocidades.
Me gustaría destacar unas reflexiones sobre el horror nazi, y que conservo en mis viejas carpetas de prensa. Fue una entrevista realizada, a Jorge Semprún, hace años. Él fue un antifranquista en la clandestinidad, ministro de Cultura y sobre todo, superviviente del campo de concentración de Buchenwald: «Están desapareciendo los testigos del exterminio. Bueno, cada generación tiene un crepúsculo de esas características. Los testigos desaparecen. Pero ahora me está tocando vivirlo a mí. Aún hay más viejos que yo que han pasado por la experiencia de los campos. Pero no todos son escritores, claro. En el crepúsculo la memoria se hace más tensa, pero también está más sujeta a las deformaciones. Luego hay algo… ¿Sabe usted qué es lo más importante de haber pasado por un campo? ¿Sabe usted qué es exactamente? ¿Sabe usted que eso, que es lo más importante y lo más terrible, es lo único que no se puede explicar? El olor a carne quemada. ¿Qué haces con el recuerdo del olor a carne quemada? Para esas circunstancias está, precisamente, la literatura. ¿Pero cómo hablas de eso? ¿Comparas? ¿La obscenidad de la comparación? ¿Dices, por ejemplo, que huele como a pollo quemado? ¿O intentas una reconstrucción minuciosa de las circunstancias generales del recuerdo, dando vueltas en torno al olor, vueltas y más vueltas, sin encararlo? Yo tengo dentro de mi cabeza, vivo, el olor más importante de un campo de concentración. Y no puedo explicarlo. Y ese olor se va a ir conmigo como ya se ha ido con otros».
Siete melillenses en el horror nazi
También siete melillenses sufrieron este genocidio, Joaquín Callejón Inglada, Antonio Delgado Jurado, José Fajardo García, Rafael García Segura, Antonio Muñoz Zamora, Manuel Rojas de la Cruz y Mariano Tost Planet. No todos consiguieron la libertad, y fueron asesinados José Fajardo, de 32 años, estuvo en la prisión de Salzburgo, con posterioridad fué trasladado a Mauthausen donde el 8 de enero de 1942 fue asesinado. Rafael García, en julio de 1942, Manuel Rojas, y el último de los ejecutados en Mauthausen Mariano Tost, de 21 años. Los tres que salvaron la vida, tras la caída de los Nazis en mayo de 1945 fueron, Joaquín Callejón, Antonio Delgado y Antonio Muñoz. En el campo de concentración donde estuvieron estos melillenses, conocido como el campo de los españoles, junto con Auschwitz, fueron los campos de exterminio más sanguinarios del Holocausto nazi. Durante la II Guerra Mundial en sus cámaras de gas dejaron su vida no sólo judíos, sino también Republicanos Españoles, en torno a los 10.000.
Tras el hundimiento de la República española que dio fin a la Guerra Civil en abril de 1939, los republicanos españoles lograron alcanzar a duras penas la frontera francesa, buscando refugio en el suelo galo. Donde fueron distribuidos por el sur de Francia en campos de refugiados. Al cabo de unos meses estalló la II Guerra Mundial y los españoles fueron obligados a combatir en las filas del ejército francés, enviados al frente en escuadrones de choque, en las filas de la legión extranjera, ó con uniforme francés, siendo muchos de ellos capturados por los nazis, entre ellos dos ceutíes y siete melillenses, según la documentación que actualmente te tiene.

Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto

Hoy día 27 de enero de 2016, se conmemora el «Día en memoria de las víctimas del Holocausto», girará en torno al tema «Viajes a través del Holocausto». Se pretende recordar los diferentes viajes que se realizaron durante este período oscuro, de la deportación a la prisión, y de la cárcel a la libertad, y de qué manera estas experiencias transformaron las vidas de aquellos que las soportaron. Se trata de historias de dolor y sufrimiento, aunque, finalmente, también tienen que ver con el triunfo y la renovación, haciendo las veces de fuerza orientadora para las generaciones futuras. Debemos también hacer algo más que recordar y velar por que las nuevas generaciones conozcan esa parte de la historia. Debemos aplicar las lecciones del Holocausto al mundo actual y hacer cuanto podamos para que todos los pueblos gocen de la protección y de los derechos por los cuales luchan las Naciones Unidas.
Los ceutíes y melillenses localizados en los campos de concentración, están extraídos de la documentación expuesta en el libro «Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945)», editado por el Ministerio de Cultura. En el prólogo José Ramón Cruz. Subdirector General de los Archivos Estatales marca las pautas del trabajo realizado. El libro se realizó cuando se cumplió el 70 aniversario del comienzo de la Guerra Civil española y con esta ocasión tuvieron lugar distintas actividades que contribuyeron a la reflexión sobre unas circunstancias que marcaron a la sociedad española de forma duradera. Por un lado, la pérdida de vidas humanas y la devastación que la guerra trajo. Además, tuvo lugar un exilio de dimensiones muy considerables que privó a nuestra sociedad de parte esencial de sus cuadros políticos y sociales y de su intelectualidad. España, que había estado como nunca abierta a Europa y esperanzada con la experiencia de la II República, sufrió una vuelta atrás que implicó nuestro apartamiento de Europa durante décadas.
En el prefacio, Ramiro Santisteban Castillo, presidente de la Federación Española de Deportados e Internados Políticos en Mauthausen, escribe sobre este horror: Es ahora, ya en los primeros años de este tercer milenio, cuando aquellos a quienes en algún momento se llamó los olvidados son por fin reconocidos. Salen del anonimato, o al menos lo hacen sus nombres y su memoria, pues son muy pocos quienes quedan en vida. La dictadura franquista tuvo como efecto que durante casi cuarenta años algunos aspectos esenciales de la historia española reciente quedaran en la sombra. Y aunque, posteriormente, una joven democracia trajese vientos de libertad a España, parece que todavía ha hecho falta llegar a nuestros días para que la vivencia de los hombres y mujeres que sufrieron la tragedia de la Deportación haya terminado para muchos de salir a la luz ese sentimiento lo compartimos algunos antiguos deportados en mayo de 2005, cuando junto a nosotros asistía a las conmemoraciones de la liberación de Mauthausen, por primera ve, el Presidente de un Gobierno español.
Muchos años antes, recién terminada la Guerra Mundial, yo y otros compañeros, antiguos deportados, habíamos tenido la ocasión de conocer a otro Presidente del Gobierno de España. Se trataba de Francisco Largo Caballero, que había conocido también los avatares de la Deportación, él en el campo de Sachsenhausen, cerca de Berlín. Había vuelto anciano y fatigado de Alemania, pero todavía pudimos contar con su presencia en algunos actos organizados por los exdeportados, antes de que falleciera en París en 1946.  Con ocasión de su entierro en el cementerio de Père Lachaise no faltó el afecto y el calor de una gran masa de españoles exiliados y, desde luego, de muchos deportados. Él, siendo una personalidad tan relevante, había pasado por un campo nazi. Toda una muestra de las circunstancias personales tan variadas de cada uno de los deportados y de quienes vivimos el exilio de general. Medio millón fuimos quienes dejamos en febrero de 1939 la tierra en que habíamos nacido.

El Holocausto judío

La triste y dolorosa persecución judía en Alemania tuvo su comienzo cuando en 1933 los nazis toman el poder. Inicio de una propaganda de odio. Septiembre de 1935, las leyes de Nuremberg quitan a los judíos sus derechos civiles. 28 de octubre de 1935, judíos polacos que habitan en Alemania son expulsados. 9 de octubre de 1938, la Noche de Cristal, 191 sinagogas y 17 viviendas de judíos son incendiadas. 7.500 tiendas son saqueadas y destruidas. Algunas decenas de judíos son muertos o heridos. 20.000 judíos son encarcelados, la mitad son enviada a Buchenwald. Los judíos alemanes pagan una multa colectiva de mil millones de marcos. Fábricas y tiendas judías son confiscadas y niños judíos son expulsados de las escuelas. 1° de septiembre de 1939: El día en que estalla la guerra mundial hay en el territorio del Reich (Alemania, Austria, Checoslovaquia) 375.000 judíos. Septiembre-octubre de 1939: Polonia es conquistada y repartida entre Alemania y la URSS. En la región conquistada por el Reich se encuentran 2.700.000 judíos.
21 de septiembre de 1939, Heydrich da órdenes secretas a sus subordinados, concentrar la población judía con miras a la «solución final» que debe ponerse en práctica ulteriormente. 30 de octubre de 1939, Heydrich ordena que todos los judíos del Reich sean trasladados a Polonia en la zona llamada del «Gobierno general». Marzo de 1940, el traslado queda en suspenso a causa de las dificultades de transporte. Verano de 1940, los judíos deben llevar un signo distintivo: «la estrella amarilla». Se establecen ghettos en las ciudades polacas. Los jefes del Reich discuten acerca del «plan de Madagascar»: deportar a todos los judíos de Europa a aquella isla del Océano Índico. Ese proyecto será abandonado. 18 de octubre de 1940, el ghetto de Varsovia queda herméticamente bloqueado. En su interior hay 400.000 judíos. Observación general: En el curso de esa etapa, el objetivo buscado era el exterminio de los judíos por el hambre, la enfermedad, la represión física y la depresión moral. Comienzan las ejecuciones en masa.

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EL FOTOGRAFO CEUTÍ JESÚS DOMÍNGUEZ, TRIUNFAN EN MÁLAGA…

La luz especial de Ceuta, quedó plasmada en el fotógrafo Jesús Domínguez, desde su infancia. Los amaneceres, atardeceres, el mar, los claroscuros del levante o la claridad del poniente, quedaron grabados en su retina para siempre: “… la luz de mi ciudad siempre me ha acompañado allá donde haya estado realizando mi trabajo fotográfico”. En 1981 consigue su primer empleo como reportero gráfico en el Faro de Ceuta, posteriormente trabajó en el Diario de Ceuta.
Y, entre 1982-1984, estuvo en el gabinete de prensa del Ayuntamiento de Ceuta. Tras recibir varias ofertas para trabajar en diferentes diarios se traslada a la península, realizándolo en la «La Tribuna de Marbella y de Algeciras», posteriormente en La Gaceta de Málaga y Diario 16, aquí fue jefe de fotografía y de la agencia EFE. Desde 1996 trabaja para el diario «El Mundo» Andalucía y Málaga. En 1997 Inicia el proyecto de su empresa jesusdominguez.com de servicios fotográficos.

Hace unas semanas inauguró en el CAC de Málaga, una exitosa exposición fotográfica titulada “La tribu ilustrada”. Basada en la serie de retratos de personajes vinculados a Málaga, que cada domingo desde la primavera de 2007 hasta el verano de 2008 apareció publicada en las páginas de El Mundo de Málaga. La exposición fue comisariada por Fernando Francés, y consta de 52 obras. Esta muestra está en proyecto exponerla en Ceuta para finales de año, esperemos que se haga realidad para el disfrute de todos los ceutíes.

En sus retratos podemos ver desde el barítono Carlos Álvarez en el interior de su camerino ataviado con uno de los trajes de los personajes que interpretaba, hasta el escritor Antonio Soler sin camisa abrazado a una máquina de escribir, son más de medio centenar de rostros conocidos que prestaron su imagen durante este tiempo para ilustrar las entrevistas realizadas por los periodistas Cristóbal González Montilla y Andrés Marín Cejudo. La tribu ilustrada es un repaso visual a los personajes más destacados de las letras, artes y música vinculados con Málaga a través de la mirada de sus protagonistas.

El ceutí Jesús Domínguez, realiza magistralmente el reportaje gráfico es un género del periodismo que tiene que ver directamente con la fotografía y el diseño gráfico. Su desarrollo puede rastrearse desde su inicio en Ceuta, y va unido al desarrollo de la fotografía, con una notable relación con las imágenes que se reproducen en la prensa.      Cuando comenzó allá por la década de los años ochenta, del siglo pasado, se le podía ver en su laboratorio fotográfico entre reveladores, viradores y carretes fotográficos. Con el paso de los años se ha sabido adaptar perfectamente al desarrollo de las nuevas tecnologías.

INICIOS EN EL FARO DE CEUTA

El fotógrafo ceutí Jesús Domínguez comenzó su andadura fotográfica con 17 años en e el diario El Faro de Ceuta: “… junto a Toni aprendí todos los secretos de la fotografía y de este trabajo”, en aquellos años, se le podía ver en el laboratorio del periódico, aunque en un principio comenzó como linotipista, en el lejano 76. Tras varias ofertas, se afinca en Málaga donde trabaja actualmente en el diario El Mundo. Una de sus primeras fotos, todavía la recordamos y fue la realizada a Felipe Gonzalez en su primera visita a Marruecos, en la imagen se puede ver como el presidente español le ofrece fuego a Hassan II, toda una fotografía cargada de simbolismo. Unos años después, con motivo de la Guerra del Golfo estuvo destinado como reportero en Kuwait. Y hace escasos días ha conseguido el VI premio de periodismo “Ciudad de Málaga”, organizado conjuntamente el Ayuntamiento de Málaga y la Asociación de la Prensa de Málaga (APM). En esta misma modalidad de periodismo gráfico ha resultado también ‘mencionado’, el fotógrafo de Diario Sur, Salas. Jesús Domínguez resultó premiado en la categoría nacional de este premio.  La fotografía premiada en cuestión se publicó en ‘Elmundo.es’ el 15 de abril de 2014 y muestra a una mujer alargando la mano desde el balcón para tocar al Cristo de la Agonía durante el Martes Santo. El jurado lo tuvo muy complicado ya que se presentaron un total de 16 candidaturas a esta sexta edición, dotados con 2.500 euros para cada categoría.

ARTE FOTOGRÁFICO

Las fotografías de Jesús Domínguez, tienen un sello especial, cuidando hasta el más mínimo detalle, otorgándole importancia a aspectos como el tipo de iluminación, el encuadre o el contexto (y el subtexto) de la imagen, sus fotografías refleja una querencia que ha definido tradicionalmente a la cultura en sentido amplio: la voluntad, no solo de transmitir una realidad, sino de crear una obra original, de conmover y de perdurar en el tiempo. Sus enfoques nos muestran una narración y  tratamiento visual distinto que le confieren una creciente importancia al papel del fotógrafo como creador y responsable de una declaración de intenciones más o menos explícita.

Asumiendo que la fotografía es un medio de comunicación, un vehículo para transmitir mensajes, noticias, opiniones, o para motivar o inducir actitudes y respuestas en el público lector y que éstos son la razón de existir de los medios; las fotografías de Jesús Domínguez transmiten conceptos, información, y describen hechos o fenómenos sociales. Lo que hace periodística a una imagen de Jesús es su intención comunicativa al ser difundida como mensaje, como información visual, coincidente en todo caso con la línea editorial y los objetivos del fotógrafo con el periódico.

Jesús Domínguez para contar una historia en una o varias fotografías, se identifica con el personaje, maneja su vida cotidiana que nunca dejan de ser interesante. Sus  fotografías trasmiten talento, porque sabe comunicar a través de ella, a su manera, al personaje. Es cuestión de práctica, y Jesús, es muy concienzudo y hasta que no “siente” el resultado no descansa, basa su éxito en “No hay mejor ayuda para alcanzar una buena fotografía y una comunicación clara que mucha práctica. A los que empiezan un consejo que no se asusten por hacer malas fotos, lo importante es repetir y repetir”.

El trabajo fotográfico que practica este ceutí, es una forma periodística destinada a la adquisición, edición y presentación de material de actualidad en los medios de comunicación, especialmente escritos, digitales y audiovisuales. Y Jesús siempre está donde existe una noticia y no desecha nada. El no busca, encuentra el instante de esa foto que anda buscando. Y puede estar en la actualidad informativa, en el deportivo, el espectáculo, la política, los problemas sociales y en todo aquello donde sea posible la creación de una imagen. Dentro de su profesión los reportajes sociales le atraen, dónde el verdadero protagonista no es el Fotógrafo, si no las emociones que ocurren en un día cargado de emociones. Se acaban ya las directrices del fotógrafo.

DESDE EL JUGADOR DEL REAL MADRID iSCO, AL ACTOR BANDERAS

Los retratos de Jesús Domínguez, ocupan un lugar especial, dentro del mundo de la imagen en Málaga: Desde el jugador del Real Madrid Isco Alarcón, Marisa Paredes, Fernando Arrabal, Martirio, Bigas Luna, Antonio Banderas… son tan solo son unos pocos nombres de la larga lista de artistas, cantantes, políticos, toreros… que han pasado por su particular objetivo. En sus retratos podemos ver el tono, la esencia, la iluminación y la composición de cada imagen, y con exactitud las expresiones de los sujetos fotografiados.

Sus retratos, resultan sublimes algo al alcance de muy pocos, su  proceso es bastante más complejo de lo que pueda parecer en un principio, pero aplicando una serie de reglas, que domina con maestría Jesús Domínguez el puede lograrlo. La preparación de la sesión fotográfica, el momento de hacer las fotos, y sin descuidar el tratamiento posterior de las imágenes. Maestro del oficio, aunque no va de estrella ni se considera un artista, por su objetivo han desfilado grandes personajes. Profesional riguroso, imaginativo y eficaz. Con el correr de los años Jesús Domínguez ha desarrollado un estilo muy propio y personal. Sus fotografías, a veces con fuertes acentos de luz, y otras con tenues tonos, han llegado a ser prácticamente, su marca registrada, siendo muy fácil reconocerlas.

Y con sus series de retratos se encuentra en un momento interesante para ser el gran creador de imágenes, que es. Porque tiene tantas opciones estéticas y técnicas que logra consolidarse, en la realización de una visión creativa. El medio y las técnicas con las que trabaja son elegidos para reforzar los aspectos dramáticos de la fotografía para que el espectador cuando vea ese retrato, se sienta más directamente relacionado con el personaje. Creo que la autenticidad de la imagen final, no debe basarse, en la realidad, sino lo bien que transmite su mensaje.

Jesús Domínguez, en sus retratos, toma un enfoque diferente, centrándose en la composición y captura de las imágenes, con énfasis en los aspectos creativos de la fotografía. Sus reglas básicas de la composición, aplicada con diferentes géneros fotográficos, como la arquitectura, la fotografía de la calle, el retrato y la fotografía surrealista. Ilustra los elementos de un lenguaje fotográfico, que distingue a la fotografía creativa de disparos al azar.

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Último vuelo del Halifax ¿Qué pasó realmente?

En la madrugada del 28 de enero de 1943, algunos ceutíes vieron como un avión se precipitaba en los montes de García Aldave, junto a la, tristemente conocida, como curva de las viudas. Los siete tripulantes fallecieron, su destino el Oriente próximo. El avión, hacia pocos minutos  había partido del aeropuerto de Gibraltar. Eran aviadores que voluntariamente se habían alistado con el bando aliado en la II Guerra Mundial procedentes de varios países integrantes de la Commonwealth.

Estaba claro que a las autoridades franquistas en Ceuta, no les interesaba dar explicaciones del suceso, estábamos en plena guerra, y en la prensa local apenas dos líneas. Los aviadores fueron enterrados en el cementerio de Santa Catalina y poco se habló del tema. Los ceutíes si comentaban el suceso, en corrillos y en voz baja, eran tiempos de censuras y miedos.

Pero tuvieron que transcurrir cincuenta y cinco años para que supiéramos que pasó aquella madrugada. El escritor ceutí, Luis Oliva Maldonado, emprendió una titánica investigación para descubrir que escondían aquellas siete lápidas que están en el cementerio. Tras seis años encajando las piezas del puzle el resultado fue un documentado y bien trabajado libro “El bombardero Halifax DT-586, caído en Ceuta”.

Luis Oliva manifestó: “Supongo que lo que me pasó a mí le podía haber pasado a mucha gente, sentí curiosidad al ver los nombres extranjeros en el cementerio y empecé a hacerme preguntas. Empecé a tirar de la madeja poco a poco y cuando me quise dar cuenta me había pasado casi seis años buscando las piezas de un puzle que ni si quiera sabía si podría reconstruir y para el que no tenía ningún tipo de guión, lo iba formando a ciegas”, dice. “No sé si hay procedimientos para hacer una investigación como esta, pero como era algo que surgía de un interés personal y no un trabajo, podía pasarme todo el tiempo que quisiera buscando”.

Luis Oliva, con muchísima paciencia y, pagando todos los costes de su bolsillo, contrató a una licenciada en biblioteconomía y documentación que buscaba para él en archivos relacionados con el suceso en Madrid, y poco a poco empezó a reunir material. “En el Archivo histórico del ejército del aire en Madrid solo encontré dos papeles y curiosamente no los encontró la persona que contraté”. También en los países de origen de los tripulantes, el piloto neozelandés, y los tripulantes: dos canadienses y cuatro británicos, a lo largo de todo el proceso he tenido muchísima suerte, sin saber lo que buscaba exactamente, rastreando en distintos archivos de países tan lejanos llegué a contactar con los familiares de todos ellos, muchos de los cuales me enviaron cartas y fotografías originales de los soldados”.

El Halifax junto con el Lancaster formó parte de la Fuerza de bombarderos de la RAF durante la Segunda Guerra Mundial. Fue un avión muy versátil, al que también se le encomendaron misiones de reconocimiento marítimo, transporte y desembarco aéreo.

EN BUSCA DE UN FAMILIAR

Todo este proceso Luis Oliva lo hizo a la antigua usanza, por carta, sin valerse de Internet, ni el teléfono, confiesa que no habla demasiado inglés: “El idioma fue uno de los grandes problemas con los que me encontré, de hecho naufragué a la hora de encontrar un traductor que pudiera pasar al español toda la documentación que recopilé sobre el accidente por su elevado nivel técnico y la variedad de las fuentes”, afirma. Así, aprovechando que estaba estudiando filología inglesa, llegue a pagar el desplazamiento de mi amigo Jesús Damián a Inglaterra para que intentara entrevistarse con el familiar de un soldado. Yo no me veía capacitado para ir allí con mi inglés, y tampoco era llegar a Londres y buscar, sino que mi amigo tuvo que encontrar un pueblecito bastante perdido en el oeste de Inglaterra”. El estudiante de filología llegó al lugar acordado, en una estación cercana a una antigua base de la RAF y después de mucho esperar llegó una señora “muy mayor” conduciendo un mini, era una de las sobrinas de uno de los aviadores ingleses. “Toda la gente con la que he contactado a lo largo en estos años de trabajo siempre ha sido muy desprendida y me han ofrecido su ayuda”, comenta Oliva, mientras rememora los momentos en los que estaba investigando…  “Esto lo he hecho por interés personal y no como nada profesional, pero ahora me siento en la obligación de hacer algo por todas las personas que me han ayudado a recopilar la información. La mayoría de los familiares con los que me he carteado todavía me envían felicitaciones por navidad”.

SIETE JÓVENES DEFENSORES DE LA DEMOCRACIA

Luis Oliva, autor de este magnífico libro buscó sin descanso a los familiares de estos aviadores: “Los familiares, recordaban muy poco, a parte de que eran muy jóvenes y se alistaron de forma voluntaria, ¿Por qué se alistaron? Aunque había soldados de estratos sociales distintos entre los siete, algunos de ellos tenían la vida resuelta; uno de ellos era el hijo de un importante doctor que tenía una clínica privada… realmente murieron porque lo único que querían era defender la democracia y eso, aún hoy, impresiona”.

      El ceutí, Francisco Fernández, uno de los ceutíes que tenía 13 años la noche del accidente, relató que recuerda que estaban cenando en casa de sus padres y de repente oyeron un ruido muy raro, salieron al patio y en cuestión de segundos se escuchó una fuerte explosión. Acudieron al lugar de los hechos en las inmediaciones de la frontera de Ceuta con Marruecos con un grupo de amigos y vieron «trozos de seda amarillenta, quemada y que desprendían un olor fortísimo, imagino que de los paracaídas». En la actualidad, las siete lápidas ya tienen sus nombres completos en el patio de Santa Gema del camposanto ceutí y, sobre todo, los familiares conocen todo lo ocurrido esa dramática madrugada.

En la noche del jueves  28 de enero de 1943, la inactividad en el aeródromo de la Royal Air Force de Gibraltar transcurría de forma pausada. Atrás quedaba la frenética actividad desplegada durante los meses de octubre, noviembre y diciembre pasados. El humeante café servido durante el briefing fue suficiente para despabilar de la corta e inquieta cabezada de hacia rato. Para entrar en calor nada como el uniforme de vuelo. Una  última foto de grupo hecha en un barracón de madera antes de subir al avión fue su postrera despedida del único trozo de tierra libre del ocupado continente Europeo. Fuera, la humedad del intenso viento de levante les hizo apresurarse a embarcar.

El acceso al interior del Halifax a través de la enjuta puerta lateral de babor no resultaba fácil y no ayudaba mucho el grueso pantalón y chaqueta de cuero forrado de lana de su equipo, que no facilitaban en absoluto los movimientos de los aviadores. Una vez dentro, el sudor empapa sus cuerpos causando un sopor molesto y penoso de aguantar.

A las 20.00 horas los siete tripulantes del Halifax abrocharon sus cinturones de seguridad en los anclajes del fuselaje metálico del bombardero. Cebar motores e ignición, calentamiento y comprobación rutinaria de indicadores. Ahí sentados aguardaban absortos la autorización de despegue del solitario cuatrimotor. Revisaban sus equipos una y otra vez y se distraían contemplando las fotografías de sus seres queridos.

A las 21,00 horas, el sargento Neozelandés Utrick Watson se persignó mascullando una corta plegaria, tomó los controles del bombardero DT586  e inicio la maniobra de despegue. Aceleró lentamente sus cuatro motores entrando en el recorrido de la pista del estrecho aeródromo… La suerte ya estaba echada.

El Halifax fue originalmente destinado a bombardear los campos petroleros del Cáucaso ruso. Las incursiones se llevaron a cabo a partir de territorios sirios y libaneses. Sin embargo, el primer Halifax entró en servicio con el No. 35. Escuadrón RAF en la base de Linton-on-Ouse en noviembre de 1940, mientras que Siria y el Líbano ya habían sido descartados por Vichy. Por lo tanto, su primera incursión operacional fue contra Le Havre en la noche del 11 al 12 de marzo de 1941.

MEMORIA AL VIENTO

      La mayoría de los familiares de los integrantes del vuelo Halifax DT586, desconocían en su día el lugar exacto donde perecieron sus hijos, hermanos o sobrinos. Debido a la política de la Commonwealth, que entierra a los soldados en el lugar donde fallecen, no pudieron recuperar sus restos. Pero gracias al trabajo de Luis Oliva, al menos dos de los familiares de uno de los jóvenes pisaron Ceuta recientemente y visitaron el lugar donde los siete están sepultados. En sus lápidas sólo se podía leer un nombre, acompañado por un escudo de aviador, y la fecha de su muerte: 28 de enero de 1943.

Luis Oliva, nos deja en forma de epitafio: “… Estas letras nos traen con frívola curiosidad al día de hoy un hecho luctuoso puntual, ocurrido en un lugar que el azar se encargo de señalar. Hecho difícil de tratar y más aún de plasmar sin que se incurra con facilidad en la acción alevosa de herir sentimientos ajenos, herida que se hace presente cada vez que se rememora a un ser querido desaparecido, más doloroso aún cuanto más joven era ese ser, y que con mi torpeza no llego a discernir si compensa el daño causado con el intento de arrojar algo de luz al lamentable suceso y enaltecer en lo posible la corta vida de los siete tripulantes haciendo público lo que dormitaba no solo en sus desaparecidas intimidades, sino también en la de sus familiares y amigos. Tan solo puedo agradecerles a todos y cada uno de ellos su aportación y ofrendar sin esfuerzo alguno con una gratitud insignificante y ridícula mi reconocimiento hacia ellos que me permiten llevarlos en mi corazón”.

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