EL TEMPLO MASÓNICO DE CEUTA 

Francisco Sánchez Montoya

La historia de la masonería en Ceuta comienza en 1821 y llega a su trá­gico fin con la sublevación militar de julio de 1936. La consiguiente re­presión tuvo como resultado 268 víctimas ceutíes, masones 27 de ellas, además de los numerosos encarcelados y exiliados. Entre uno y otro mo­mento, existieron ocho talleres masónicos en la ciudad.

La documentación depositada en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca ha sido la base de nuestro estudio. Los talleres que formaron parte del templo ceutí fueron Hércules, fundada en enero de 1930, del Gran Oriente Español, que se configuró como heredera sentimental -pero no continuadora- de las logias que existieron a finales del siglo XIX en la ciudad, y, por supuesto, durante sus seis años de vida se convertiría en la más representativa de la misma.

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Dos años más tarde levanta columnas el taller Constancia de la Gran Logia de España. Y unos meses más tarde Hijos de Hércules del GOE. Y en 1934 Themis, pero esta no formó parte del templo, dada su escasa actividad. Durante la Segunda República las logias ceutíes no encontraron ningún obstáculo para la propagación de sus ideas. Antes bien, recibieron múltiples apoyos y también los prestaron.

En general, la República originó constantes desajustes y desequilibrios en los talleres ceutíes debido a la fuerte participación de ciertos masones en la vida pública. Como muestra de ello, tres de los cinco alcaldes y dos de los tres representantes en el Congreso de los Diputados que Ceuta tuvo durante el régimen eran masones.

Desde que la logia Hércules vio la luz en 1930, uno de sus proyectos más importantes era encontrar un buen local para utilizarlo como lugar de reunión en el que desarrollar sus actividades. Este asunto fue uno de los problemas más serios a los que la masonería ceutí tuvo que enfrentarse. En sus primeros meses se instaló en unas habitaciones situadas en el sótano del Hotel Gironés con la intención de permanecer allí solo unos meses, pero ese tiempo se dilató. En marzo de 1930, viendo la precaria situación de las instalaciones, el tesorero ofreció unas habitaciones de su amplia casa, y a ellas se trasladaron de forma provisional

Por fin, en agosto de 1930, el miembro del taller Alberto Parres ofreció un local que se encontraba en los bajos de su comercio de vehículos, en la barriada de San José, en la Travesía de la plaza de toros. Tuvieron que adaptarlo, y la obra supuso a la tesorería 2.500 pesetas más el alquiler de 150.

A los pocos meses, comprobaron que dicho local tenía mucha humedad y, sobre todo, que no estaba en el centro de la ciudad. En junio de 1932, localizaron uno que cumplía todas sus expectativas. Situado en una planta baja en la calle Teniente Pacheco, lo alquilaron por 275 pesetas. Resuelta la cuestión de la localización, se procedió a su transformación.

Sobre su aspecto interior, hemos localizado un documento del masón Apola Sánchez que dice: «La cadena que nos rodea en el templo significa la fraternidad que debe existir entre todos los masones del Universo y ese lazo infinito que nos une a todos, como lo están los granos de las granadas colocadas en los capiteles de las columnas, y la losería de mosaicos blancos y negros con que está hecho el piso de nuestro templo».

El Maestro de la logia, Florencio Álvarez, dejó testimonio de ese gran templo construido: «Vuestros esfuerzos se han traducido en que dispongáis de un templo que pueda considerarse como de los mejores (por no decir el mejor) con que cuenta la masonería española. Nada de esto me extraña, pues conozco bien y estoy convencido de lo que sois capaces en pro de nuestros ideales, felicitaros efusivamente por vuestra obra, felicitación que os ruego la hagáis llegar muy especialmente a los hh pintores, los cuales han puesto todo su arte al servicio de la orden desinteresadamente».

Una vez que el local es transformado en templo, el siguiente paso es su inauguración y consagración. Fue un acto importante dentro del contexto masónico, debemos recordar que les fue imposible realizarlo por motivos políticos cuando pusieron en marcha el taller en enero de 1930. En esta ocasión, realizaron un detallado programa de actos con unas ilustrativas invitaciones, destacando un extenso recital musical por parte del miembro del taller y profesor de música Ramón Bellas. La tenida de consagración se acordó para el 13 de noviembre de 1932, a las 21 horas.

Unos meses más tarde, las tres logias existentes en la ciudad –Hércules, Hijos de Hércules y Constancia– consiguieron trabajar juntas en un mismo templo pese a pertenecer a distintos orientes. Los primeros pasos se dieron cuando, en la tenida del 19 de junio de 1933, en el local de la logia Constancia, recibieron la visita de Enrique Ordoño, Venerable de Hércules, que les propuso utilizar su templo tras acondicionarlo y convertirlo en la casa de los masones de Ceuta. El Venerable de Constancia, Montiel, respondió afirmando que sus ingresos eran escasos, pero estarían dispuestos a trasladarse si el coste no resultaba muy elevado.

Días más tarde, también visitaron el local de la otra logia Hijos de Hércules, y le realizaron la misma propuesta. Tras cambiar impresiones con sus respectivos Venerables, acordaron acondicionar el local y convertirlo en el templo de la masonería en Ceuta, Acordando organizar una comisión formada por dos Maestras de cada taller y redactar un reglamento.

El 21 de septiembre de 1933 firmaron el acuerdo los comisionados. Acordaron que la propietaria del templo, la logia Hércules, contribuiría con el 50 % y las otras dos, Constancia e Hijos de Hércules, con el 25 %. Cada taller tendría una habitación que utilizaría como secretaría, y el resto sería de uso comunitario. Realizaron, varias reformas cuyo coste ascendió a 12.000 pesetas.

Durante la huelga general en octubre de 1934, el templo fue clausurado tras ocultar un miembro del taller Hijos de Hércules unas pistolas de su propiedad, estas fueron descubiertas y varios masones detenidos hasta principio de 1935. El templo estuvo clausurado durante todo ese tiempo. Toda la historia de la masonería en Ceuta, se vio sepultada por la brutal represión que se desencadenó tras el 17 de julio de 1936.

Cuando el 24 de julio de 1936 el Venerable maestro de la logia Hércules, Aonso Estivil, clausuraba las puertas del templo ceutí, en la calle teniente Pacheco, camino del exilio, se abatieron las columnas de toda una tradición masónica en la ciudad, con más de un siglo de historia. Efectivamente, el 25 de julio, fue asaltado el templo, por  parte de un numeroso grupo de civiles, los llamados balillas, primera denominación de la organización juvenil de Falange Española. Sacaron a la calle todos los utensilios masónicos, los pasearon por la calle Real, hasta los jardines de San Sebastián, donde los arrojaron desde la balaustrada al mar.

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CNT EN CEUTA, APUNTES PARA SU HISTORIA

Francisco Sánchez Montoya

La guerra, las cárceles, las ejecuciones y el exilio marcaron su desaparición. Sobre la historia del anarquismo en Ceuta, algún día se tendrá que investigar y sacar a la luz los nombres, datos y circunstancias de ese movimiento libertario. Sin la labor sindical, política y cultural del anarcosindicalismo ceutí no es posible entender la historia reciente de nuestra ciudad ni la de su movimiento obrero. Fundada en 1910, la CNT contribuyó decididamente a la modernización sindical de Europa. Muy poco, o nada, se ha escrito sobre ella.

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Sin documentación, imágenes, archivos, reuniones, asambleas, todo ha desaparecido, tan sólo tenemos lo que nos narran las crónicas de algunos diarios y la escasa y trastocada documentación que se acompañan a los consejos de guerra. Tan solo nos han llegado algunos nombres, que hemos sacados de las fichas policiales y la prensa, como el maestro Pedro Vera; el empleado de la empresa de alumbrado, Luis Castillejo Villar; el librero Miguel Delom, o los jóvenes Antonio Escobar Rivera, Sánchez Téllez, Francisco Pacheco, José y Bernardo Encomienda, Isidro Portillo o Carlos Cabrera. También tenemos datos (extraídos de un consejo de guerra) de su ejecutiva formada por Rafael Sánchez Tomeu (gremio pintura); Miguel Casado (oficios varios); Ramón Gálvez (construcción); Luís Sánchez Aguilar (secretario); Heliberto Calleja (prensa); Diego Martínez Mauricio (tesorero) y Juan Jiménez Muñoz (contador).

En la década de los años treinta, la situación interna de la CNT en Ceuta se encontraba en plena reorganización tras largos años de clandestinidad a la que fue sometida durante la dictadura de Primo de Rivera. Para los anarquistas locales la enseñanza fue una de sus prioridades, creando, en enero de 1933, una escuela Racionalista. Consiguieron tener un buen número de afiliados, en la prensa local se pueden consultar los datos, organizando numerosos mítines en el salón Apolo y teatro Cervantes con el fin de conseguir una mejora social de los obreros, tenían su sede en la actual calle Linares.

En 1936 la CNT celebra en Zaragoza su congreso anual, el anarquismo ceutí estuvo representado por Pedro Vera. En los albores de la guerra civil ya duplicaron el número de secciones con 5.727 afiliados. En junio de 1935 se organiza en Ceuta el partido Sindicalista, fundado por Ángel Pestana, obteniendo la presidencia Luis Castillejo Villar.

El partido Sindicalista, estaba orientado hacia el anarquismo; pero aceptaba las elecciones y la representación parlamentaria. Castillejo, era partidario de una organización obrera disciplinada, su tesis, cercana al sector moderado, era construir un movimiento obrero sólido y responsable a la manera clásica, con un sindicato y un partido político repartiéndose entre ambas organizaciones las tareas de reclamaciones sindicales y políticas. Pretendía evitar así posibles excesos en el movimiento obrero español.

EN 1933 CREARON UNA ESCUELA RACIONALISTA

Estaba situada en la calle Luís Bello de la barriada de la Prosperidad, hoy en día San José, (donde estuvo durante muchos años el bar California), allí impartían de forma gratuita los fundamentos del raciocinio a los hijos de los obreros. Esta escuela racionalista, estaba sustentada en la ausencia de dogmas irracionales y siempre a favor de la razón, y la ciencia, como método de liberación individual y colectiva, lo que conllevaba un abierto laicismo y oposición a los dogmas de todo tipo de religión.

A lo largo de las cuatro primeras décadas del siglo XX los ateneos de carácter libertario y popular se multiplican, así como las personas que participan en ellos. En muchos se crean escuelas para los hijos de los trabajadores que incluyen métodos de la pedagogía más avanzada basadas en las propuestas de Francisco Ferrer.

Las clases en la Escuela Racionalista ceutí estaban dirigidas por Pedro Vera. Otra escuela libertaria estaba en la barriada del Sarchal, en casa del zapatero Luís Campos. Estos ateneos contaban con la ayuda de Francisco Quintín y Antonio Pedraza, de las juventudes Libertarias, así como del dirigente Sánchez Téllez, quien envió una carta a la prensa barcelonesa buscando el apoyo de sus compañeros catalanes.

En el mes de junio de 1936 reciben varias cajas con material escolar. Cuando llega a Ceuta, ya está en marcha la sublevación y todo el material son requisados directamente en la agencia de transportes: “Queridos camaradas, salud: Sirva el presente para anunciaros haberse constituido en Ceuta el Ateneo Racionalista. En nuestros deseos de secundar la obra cultural y libertaria, no teniendo fondos ni materiales suficientes para esta gran obra, se les ruega a todos las camaradas y periódicos libertarios que aporten lo que puedan con el objeto de poder llevar hacia adelante esta magna obra que se propone esta juventud ansiosa de libertad, de amor y de justicia… Propugnamos la cultura en todos sus órdenes y en el más amplio concepto literario. Nos proponemos para todos los ateneos y entidades libertarias, y al mismo tiempo se les ruega envíen su dirección para estar en continua relación con los camaradas allende los mares”.

Se puede decir que los ateneos populares o libertarios fueron una verdadera universidad popular para la clase obrera de todas las edades, donde fue adquiriendo la formación cultural que le había sido negada por su condición social. El impulso racionalista, de liberación mediante la cultura, le da fuerza y legitimidad suficiente ante la clase obrera, que trataban los ateneos y las bibliotecas populares con reverencia. Sirven también como lugar de encuentro entre las personas del barrio, donde la gente debate, se conoce, crea vínculos de unión y plantea sus problemas a los demás. Suponen también la primera vez en que muchas mujeres trabajadoras encuentran un sitio donde están en igualdad de condiciones con los hombres, donde van a aprender, y van tomando contacto con el anarquismo. El éxito de los ateneos libertarios fue abrumador, creando una cultura obrera y solidaria, pudiendo afirmarse que sustituyeron al Estado o a las órdenes religiosas en el papel de educativo de su tiempo.

Entre las actividades de los ateneos populares podían encontrarse boletines informativos, edición de libros y panfletos, excursiones al campo, conferencias y charlas, teatro, recitales poéticos, debates, clases de esperanto, o bibliotecas de libre acceso; generalmente estas actividades eran autofinanciadas por los usuarios. Algunos de estos ateneos, debido en cierto modo a la influencia anarcosindicalista, mantenían escuelas racionalistas en las que se escolarizaban los hijos de los trabajadores en un ambiente laico y progresista. Daban mucha importancia a la higiene como prevención de las enfermedades, al conocimiento de los métodos anticonceptivos y a la sexualidad.

Así, el racionalismo fue la base de la educación libertaria, de forma que la defensa de la razón y la ciencia eran elementos revolucionarios opuestos a la religión. Así lo expresa el más destacado pedagogo racionalista y libertario, Francisco Ferrer Guardia; “Ni dogmas ni sistemas, moldes que reducen la vitalidad a la estrechez de las exigencias de una sociedad transitoria que aspira a definitiva, soluciones comprobadas por los hechos, teorías aceptadas por la razón, verdades confirmadas por la evidencia, eso es lo que constituye nuestra enseñanza, encaminada a que cada cerebro sea el motor de una voluntad, y a que las verdades brillen por sí en abstracto, arraiguen en todo entendimiento y aplicadas en la práctica, beneficien a la humanidad sin exclusiones indignas ni exclusivismos repugnantes”

LUIS CASTILLEJO Y PEDRO VERA

Dos nombres se destacan en la historia de la CNT en Ceuta, Pedro Vera y Luis Castillejo, este último, el 6 de octubre de 1936, sería fusilado ante los muros de la fortaleza del Hacho. Era empleado de la empresa de alumbrado. Desde la década de los años veinte, lideraba el movimiento obrero en la ciudad, siendo este joven su principal valedor. Tras la proclamación de la República, la Confederación Nacional del Trabajo, retoma un claro protagonismo y se suceden las reuniones, la prensa consultada nos dan cuenta de las múltiples asambleas y proyectos para la clase obrera ceutí en sus amplios locales de la calle Linares.

En junio de 1935 organiza y preside el partido Sindicalista, este partido estaba orientado hacia el anarquismo, pero aceptaba las elecciones y la representación parlamentaria. Luis Castillejo, era partidario de una organización obrera disciplinada, su tesis, cercana al sector moderado de la anarcosindical, era construir un movimiento obrero sólido y responsable a la manera clásica, con un sindicato y un partido político repartiéndose entre ambas organizaciones las tareas y reclamaciones sindicales y políticas. Pretendía evitar así posibles excesos en el movimiento obrero español. La CNT fue escéptica ante el Partido Sindicalista. El maestro Pedro Vera Sánchez, trasmitía gratis, su enseñanza a los hijos de los obreros, en los llamados ateneos libertarios, como el localizado en su casa, situada en la calle Clavijo, (hoy González Besada) le acompañaba su hijo Helios, de tan solo dieciséis años. Tras la sublevación seria fusilado y sus libros fueron quemados.

FUSILAMIENTOS TRAS EL GOLPE

Tras la sublevación del 36, los más destacados miembros del anarquismo ceutí ejecutados o sufrieron largas condenas, como Pedro Vera, sacado de su casa, y su cuerpo apareció en el depósito de cadáveres del cementerio. El librero Miguel D´lom, también fusilado en unas de las sacas de los primeros meses. También habría que destacar el consejo de guerra a 50 anarquistas acusándolos a todos del mismo delito. En este procedimiento fue fusilado, el 6 de octubre de 1936, el joven Luis Castillejo Villar. En la portada de su consejo de guerra se puede leer su nombre encabezándolo y a continuación al resto bajo la misma acusación “Adhesión a la rebelión”, se les dividió en cuatro grupos, y todos bajo un mismo formulario como preguntas, acusaciones, delitos… era copia del utilizado contra Castillejo.

En este macrojuicio al sindicalismo ceutí fueron fusilados veintiséis obreros y el resto a largas condenas. Los cincuenta sindicalistas fueron trasladados el día 16 de septiembre de 1936, desde las prisiones de García Aldave y del Hacho al acuartelamiento de Sanidad.

Junto a los cenetistas, un buen número de miembros del PSOE y UGT, Antonio Criado, funcionario en Telégrafos; Francisco Sánchez Ríos, tipógrafo, y secretario de la sección de artes gráficas de la UGT; el jefe de Correos Bartolomé Alcántara; el militante del PSOE Lucas Bárcenas, funcionario del juzgado; José Sarria, militante del PSOE y secretario de la sección de empleados de oficinas de la UGT; José María Quesada, tesorero de las Juventudes Unificadas y ugetista de la sección de empleados públicos; José María González, secretario de las Juventudes Socialistas; Alberto Pastor, y los socialistas Pascual Aragón Barra, Francisco Palmero Burgos y el médico Enrique Velasco Morales. Los taxistas, como Juan González Robles y Manuel Gutiérrez Camúñez, José Ríos Soto, empleado de tejidos El Siglo; los socialistas José Rodríguez y Nicolás Troyano, agente de la policía marítima; Francisco Aznar, destacado ugetista; Pedro Perdomo, secretario del PSOE; Antonio González, del Partido Comunista y Miguel Burgos Castro, integrante de la directiva del Socorro Rojo.

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“CÁPSULA DEL TIEMPO” DEL MERCADO CENTRAL ENTERRADA EN 1933

En el subsuelo del mercado central, se enterró una caja de hierro que contenía varios periódicos locales, algunas monedas del régimen republicano, el acta de colocación de la primera piedra. Fue durante la Segunda República, el 16 de abril de 1933,

En varias ocasiones el Ayuntamiento actual ha hecho público su intención de derribar el mercado central y sacar a la luz el foso seco de la Almina, sobre el que está construido. Un magnífico proyecto que enriquecería  el patrimonio de Ceuta. Si alguna vez se lleva a cabo nuestras autoridades, tendrán que velar para que una vez se comience el derribo del edificio delimitar donde está la “Capsula del Tiempo” y conseguir desenterrarla intacta. Algo fácil de hacer ya que existen fotografías y documentos del lugar donde fue depositada. Recordemos, que el mercado construido justo encima del foso de la Almina, era una reivindicación de los ceutíes desde hacia muchas décadas. La ciudad contaba con uno construido en 1878 que en la década de los años treinta presentaba un aspecto lamentable.

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Y la corporación republicana salida de las urnas en 1931, se planteó como objetivo primordial la construcción de un nuevo mercado. El 18 de mayo de 1932, se reúne la comisión encargada del proyecto con el arquitecto municipal José Blein. La Comisión dictaminó el emplazamiento, Foso seco de la Almina. A lo que el arquitecto municipal presentó un proyecto no estando de acuerdo en la citada ubicación y dando otras alternativas. Que no fueron tenidas en cuenta.
El 11 de julio de 1932, se formularon por la oficina de Arquitectura las bases técnicas para la construcción del mercado. El presupuesto extraordinario para la mencionada obra ascendió a dos millones de pesetas.

Tras muchos debates y estudios el 20 de enero de 1932, la comisión acordó: “Aceptar como anteproyecto para la ejecución de un Mercado el único trabajo presentado por los señores Jaime Artigues y Casimiro Massoni y que firma el arquitecto Ramón Bascuñana. Estos, posteriormente cedieron sus derechos a Pedro Ferrán y Puig.

El 25 de marzo de 1933, se aprobó definitivamente dar luz verde a la construcción del mercado en el Foso seco de la Almina”.
Esperemos que cuando se comiencen las obras de desmonte del actual mercado, se tenga en cuenta el patrimonio para la ciudad que sería el poder recuperar y abrir esa “capsula del Tiempo”. Por el momento, la cápsula del tiempo más famosa encontrada en suelo español es la de Cervantes, aparecida en 2009 durante las obras de la Plaza de las Cortes. El hallazgo, que fue exhibido un año después en la Real Casa de Correos, provocó un auténtico peregrinaje de curiosos.

Lo mismo podemos realizar en Ceuta, tras desenterrar la cápsula del tiempo del mercado Central. Aquel cofre de plomo sellado herméticamente justo debajo de la primera estatua de Madrid erigida en honor de un civil. La cápsula, enterrada en 1834, guardaba cuatro tomos del año 1819 del Quijote, uno de cuyos tomos se refiere a la vida de Cervantes, así como una edición de esta obra, fechada en 1832, en dos tomos impresos en París. El tesoro madrileño, que se hallaba en perfecto estado, contenía también un ejemplar del Estatuto Real para las Cortes del Reino de 1834 y un Diario de Aviso de Madrid de ese año, que envolvía un libro calendario manual y guías de forasteros, editados en la Imprenta Real. Además guardaba seis láminas de 1831 con retratos de personalidades de la época, como Isabel II o Manuel Martínez Varela, quien costeó el monumento de Cervantes.

MANUEL AZAÑA FIRMÓ LA AUTORIZACIÓN

Como acción paralela, fue la de obtener del ramo de Guerra la autorización para derribar los edificios militares situados en los bajos del foso. Ya en 11 de abril de 1932, se había dirigido la Alcaldía al Ministro de la Guerra, solicitando la cesión a la ciudad, y que el Ayuntamiento ubicaría a la Compañía de Mar en otra zona de la Ciudad. Las obras estaban previstas que comenzaran en pocos días, tras la colocación de la primera piedra, no pudiéndose hacer, ya que surgieron problemas con los acuartelamientos, que existían en esa zona.

Una comisión municipal se desplazó a Madrid para entrevistarse con el ministro de la Guerra, de quien dependían las edificaciones. Tras largas conversaciones el Consejo de Ministros decretó, el 19 de mayo de 1933, dar luz verde a las obras… “Vengo a decretar se autorice al precitado Ministerio de la Guerra para facilitar la utilización en precario de los edificios que, en el Foso de la Almina, de la plaza de Ceuta y adosados a la Muralla, existen actualmente con destino a alojamiento de la Compañía de Mar y otros servicios de Guerra”. Por el Ministerio de la Guerra se dictaran las órdenes oportunas para la instalación provisional de los mencionados servicios, en tanto se tramita el oportuno expediente de cesión definitiva por el Ministerio de Hacienda”. Firmado el Ministro de la Guerra, Manuel Azaña.

La corporación municipal escogió el 16 de abril de 1933, segundo aniversario de la proclamación de la República para colocar la primera piedra del mercado y enterrar la “capsula del tiempo”. Han transcurrido más de ocho décadas desde aquella mañana, en las fotografías del acto, y en las crónicas periodísticas, nos cuentan como los ceutíes acompañaron en un gran número al alcalde, el socialista David Valverde Soriano, junto a la corporación republicana, delegado del Gobierno y comandante general, al lugar señalado en el Foso seco de la Almina.

Según cuenta la prensa, una vez llegaron al lugar, el alcalde pronunció un discurso donde ensalzó el futuro mercado como “un salto hacia la modernidad”. La ceremonia estuvo amenizada por la banda de música de la legión, terminando con un “lunch” y repartiéndose bolsas de comidas a los pobres de la población.

Asistieron al acto, el delegado del Gobierno Francisco Ortiz, el general de la Circunscripción, Gregorio de Benito; el presidente de la Audiencia, Ramón Enríquez; el Fiscal, Francisco Gaztelu, y los concejales, Manuel Olivencia, Salvador Pulido, Sánchez Mula, Valentín Reyes, Antonio Mena, Miguel Pulido, Lamberto Amador, Ricardo Chacón, Domingo Vega, José Lendinez, Antonio Becerra, José Arroyo, Antonio Berrocal, Manuel delgado y el secretario del Ayuntamiento Alfredo Meca.

Pero surgieron serias dificultades derivadas de la situación especial del usufructo del terreno y de los acuartelamientos que en él existían. Aunque en el proyecto aprobado figuraba la cantidad necesaria para la construcción del cuartel de la Compañía de mar, éste no había sido construido como trámite previo a la entrega de los terrenos donde el mercado había de emplazarse.

Entre otras causas, porque no se había señalado al ayuntamiento el solar donde había de proyectarse el cuartel de la Compañía de Mar. Si el cumplimiento de este trámite no se suavizaba, corrían las obras ya inauguradas el peligro de una dilatada suspensión. Así lo apuntaba el general de la Circunscripción occidental que invita al alcalde a gestionar las autorizaciones correspondientes.

Tras la primera piedra y viendo el Ayuntamiento que las obras no podían comenzar, convocan una reunión con los representantes del Ramo de Guerra para proceder a dar los primeros pasos para realizar a los segundos la entrega de los terrenos del indicado foso de la Almina. Pero nuevamente, surgieron dificultades para el comienzo de las obras, al comprender el Ayuntamiento que necesitaban además de los edificios que la Compañía de Mar ocupaba, otros destinados a distintos servicios militares que también ocupan los bajos del foso.

El ayuntamiento creyó que pertenecían a la misma unidad y así lo hacía constar en los diferentes planos que acompañó a sus escritos de petición, pero no fue así. Por otra parte, la Subcretaría de Guerra cursó diversos telegramas suspendiendo la entrega de los terrenos y disponiendo en otros que se hiciese a Hacienda y no al ayuntamiento. Todos estos incidentes dieron lugar al acuerdo adoptado en sesión de 21 de abril de 1933: “Se da lectura a diversos telegramas del Excmo. Señor Subsecretario del Ministerio de la Guerra, en los que ordena que la demolición de los edificios que la Compañía de Mar ocupa en el foso seco de la Almina, sea aplazada hasta tanto cesen la realización de un expediente, en el que se cumplan los requisitos determinados por la vigente legislación. El Señor alcalde explica, que un buen deseo de las autoridades militares, conocedoras de la ineludible necesidad de acometer obras que den trabajo en Ceuta, hizo que pudiera autorizarse el comienzo de las obras, quedando solemnemente obligados a cumplir después cuantos trámites burocráticos y legales fueran precisos.

Estas facilidades que todas las autoridades prestan, son también fruto del conocimiento que tienen de que, no solo no existirá perjuicio para los intereses del Estado, sino que por el contrario, se beneficiaran éstos notablemente, desde el momento que está presupuestada y afianzada la suma de noventa y ocho mil novecientas pesetas para la reconstrucción de los edificios que sean necesarios demoler, que, por ser de construcción ligera y antiestética y en último periodo de ida, no valen seguramente ni la tercera parte.”

El alcalde socialista David Valverde, fusilado en 1937

David Valverde Soriano, alcalde que tuvo el honor de poner la primer piedra del Mercado y depositar la “Cápsula del Tiempo” seria fusilado en 1937. Fue nombrado alcalde, el 28 de enero de 1932 tras la dimisión de Eduardo Pérez Ortiz. En aquella votación extraordinaria recibió 19 a favor y 2 en blanco, no asistiendo ningún miembro de la minoría radical de Olivencia. Fueron numerosas las realizaciones de este gran alcalde. Pero cuando se van a cumplir dos años de su mandato, en noviembre de 1933, fue destituido por el miembro del partido Radical Republicano José Victori Goñalons.

Tras el golpe militar del 36, la ciudad es tomada por las tropas sublevadas y las detenciones son cuantiosas. La represión desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron los que habían defendido la República con su labor política y sindical, sino que también cayó la misma sobre aquellos que eran simplemente más abiertos, los incrédulos por cualquier motivo, los que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas o simplemente aquellos denunciados por rencillas personales, odios y deudas, de los que se nutrieron las cárceles ceutíes y zona del Protectorado español en Marruecos. Sin embargo, la represión ha caído en el olvido de la memoria histórica de la contienda civil, lo que ha motivado que aún se mantenga que en Ceuta, Melilla y en el Protectorado no pasó nada, sin apenas represión.

Tras la proclamación del estado de guerra Ceuta se convierte en una ciudad llena de miedos y recelos. Desde la misma madrugada del 18 de julio las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas, comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos y partidos políticos.

El alcalde fue detenido y trasladado a la prisión de García Aldave. Mientras se estaba realizando su consejo de guerra, en la madrugada del 21 de enero de 1937, lo sacaron de la prisión y su cuerpo apareció en el depósito de cadáveres del cementerio de Santa Catalina con un disparo en la cabeza. Estas ejecuciones se realizaron en represalia al bombardeo republicano del día anterior, que costó la vida a cincuenta y tres ceutíes, en su gran mayoría las bombas cayeron en el mercado. Junto al alcalde, ese día, también se ejecutó a Antonia Céspedes Gallego, de cuarenta y seis años, popularmente conocida con el sobrenombre de La Latera. Mujer luchadora y adelantada para su época, siempre junto a las mujeres trabajadoras.

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CASA DE LOS DRAGONES, MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

Francisco Sánchez Montoya

La Casa de los Dragones, obra de José María Cortina Pérez (1868-1950), encargada por el que fuera Alcalde de Ceuta (1897-1903) Francisco Cerni, se concluyó en torno a 1905. Junto a este edificio figura en el bestiario arquitectónico de Ceuta iconos tan populares como la Casa Trujillo, el majestuoso palacete de Ybarrola,  el monumento a los héroes en la guerra de África en la plaza de África, el Palacio Autonómico, o el majestuoso Hércules de Gines Serrán en la plaza de la Constitución, entre otros.

Poco conocíamos del arquitecto, pero tras más de un siglo de su construcción, han salido a la luz datos ignorados, a cargo del profesor valenciano Jorge Girbés. Donde nos aporta  otros dos edificios proyectados en 1900, uno era para albergar el Ayuntamiento de Ceuta, del que se posee planos y otro para un “Casino Liberal”, lugar para reunirse los militantes de este partido al cual pertenecían los hermanos Cerni, Ricardo y Francisco.

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Sobre el Ayuntamiento proyectado, se cita que es el Alcalde Francisco Cerni, quien se lo encarga a Cortina este modifica el proyecto inicial de Fritschi, de corte muy académico y aplica todas y cada uno de sus peculiares elementos de la fantasía ecléctica. En este proyecto para el nuevo Ayuntamiento aparecen elementos góticos, moriscos, manieristas, barrocos, academicistas y modernistas.

Los dragones pétreos desaparecen, dando paso a unos dragones alados de largos y retorcidos cuellos con sus fauces abiertas en hierro, que quedarán relegados a la “Casa de los Dragones”. En el plano se pueden ver círculos inacabados que forman herraduras, pórticos con terrazas. Una construcción de porte majestuoso que representa la dignificación de un edificio con uso municipal. Una verdadera pérdida para el patrimonio histórico de Ceuta, que se quedaría en “proyecto no construido”.

La familia Cerni de procedencia valenciana, aunque afincada en Ceuta desde el último decenio del siglo XIX pertenece a la alta burguesía de la ciudad, el hermano de Francisco, Ricardo que también fue alcalde de Ceuta (1891-1895), pertenecía a la masonería ceutí, concretamente en la logia “África” tenia el grado 3º y su nombre simbólico era Daoiz.

Los Cerni contactan con el arquitecto José María Cortina para la edificación de su nueva casa en plena calle Real, quieren algo distinto, ellos saben de su estilo que ya lo han visto distribuido por Valencia. La Casa de los Dragones, fue concebida como un todo, en consonancia con la plaza en la que estaba ubicada, en ella iba a vivir una familia importante de la ciudad, de ahí su entrada espaciosa y sus ventanales amplios en el piso inferior y situado frente a los edificios del casino militar y al hospital central. En la espaciosa Plaza de los Reyes.

Todo el piso inferior de este edificio estaba realizado en piedra artificial lo que aún realzaba más su aspecto de fortaleza medieval. La decoración tiene una simbología determinada, en el mirador se ve un tímpano liso y restos de una decoración con adoquinado y rabos de dragón presentando una bóveda de cuarto de cañón construida en acero con decoración de escamas u hojas de acacia. La reiteración del uso de algunos elementos distingue a este autor. Algunos de estos elementos decorativos parecen tener una simbología, por ejemplo: los tornillos con cabeza de aspa, la profusión vegetal, la utilización de la bóveda…

El paisaje ecléctico de José María Cortina

El autor de la Casa de los Dragones, Jose María Cortina (1868-1950), como otros arquitectos valencianos, estudia en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, según el profesor Jorge Girbés marcará su futuro profesional. Uno de sus profesores de la Escuela es ni más ni menos Lluís Domènech i Montaner, que ejerce una gran influencia sobre él y en su formación estilística, Cortina hereda estas tradiciones, estas formas por las que están apostando desde la Escuela y que dibujan el gran paisaje modernista que acabará formándose. Aunque no hay constancia documental, seguramente es el mismo Montaner quien la aconseja abrir sus conocimientos arquitectónicos con otros paisajes, como viaje de conocimiento y aprendizaje. Cortina recorre algunos países de la Europa central y se fija sobre todo en Austria donde en aquellos momentos triunfa la corriente estilística llamado Sezession, la versión austríaca del Modernismo, y se sospecha que, incluso, debió entrar en contacto con el arquitecto Otto Wagner, uno de los grandes arquitectos renovadores.

La obra del arquitecto Jose María Cortina la podemos enmarcar dentro de este paisaje ecléctico, en el que el pasado se hizo presente, y el presente, se vistió de fantasía. Ese momento en que la gran burguesía española hace gala de su prosperidad construyendo parlamentos romanos, bolsas de comercio helénicas, fábricas góticas, fortalezas moriscas, residencias neoclásicas. Una nueva arquitectura en forma de gran bazar arqueológico.

Entre finales del siglo XIX y el primer decenio del siglo XX, Cortina se convierte en uno de los arquitectos favoritos de la burguesía. Urbanístico. Cortina es, sin duda, el gran representante del modernismo en Valencia, según Girbés, aunque hay otros representantes, él conservará esta fe, digamos modernista, toda su vida. Una fe que se proyecta como creador total, siguiendo la filosofía de esta corriente estilística y que abarca una visión integral, reflejada en un desarrollo de todas las artes aplicadas: azulejería, mosaicos y vidrieras, hierros forjados, etc. Cortina incluso diseñó el papel para decorar las paredes, las telas y los muebles de muchas viviendas. Su padre había sido maestro de obras y enseñó a rodearse de todos los buenos profesionales de las artes decorativas.

No se librará de las polémicas y los enfrentamientos que dibujan el paisaje arquitectónico de la época. Era un hombre perfeccionista, muy estricto y como arquitecto municipal de Valencia rechazó muchos proyectos, lo que por supuesto le procuró muchas enemistades y acabó produciéndole un cierto ostracismo profesional. El mismo Cortina verá como le es denegada la licencia para construir un palacete familiar. Para Girbés, Cortina sigue siendo un gran desconocido, a pesar de su aportación y renovación arquitectónica sólo entre los historiadores goza de un conocimiento, e incluso para la clase arquitectónica.

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EL CEUTÍ CRISTÓBAL SERRÁN EN LA PRIMERA TRAVESÍA DE «ELCANO»

En la primera travesía del “Juan Sebastián Elcano” (1928-29), estuvo el ceutí Cristóbal Serrán Ortiz, fue la aventura de su vida, alrededor del mundo. Durante todo ese tiempo fue anotando todos los detalles en un Diario. Su contenido, escrito con un estilo sencillo y ameno, describe la vida dentro del barco, y acontecimientos más importantes,  aportando datos de gran interés sobre las culturas de los diferentes países que visita.

Falleció el 25 de febrero de 1982, su hijo el antropólogo y pintor Ginés Serrán-Pagan, cuenta como fue el hallazgo del diario: “… Mi madre encontró el diario en la mesa de su estudio junto a conchas, fósiles y cosas del mar que él coleccionaba, y consciente de su importancia histórica, nos lo legó para que lo conserváramos. Aunque conocíamos muy bien los álbumes de fotos del viaje no sabíamos de la existencia del Diario”.

En el año 2004, vio la luz el Diario en forma de libro, con un formato cómodo de leer y plagado de fotografías, mapas, apuntes… Toda una joya para conservar y releer, su hijo Ginés Serrán-Pagan, ha sido el artífice de este logro. En la introducción del libro Ginés escribió: “Durante la primera vuelta al mundo que dio el buque-escuela, mi padre lo anotaba todo como si fuera un etnógrafo. Se ganó la confianza de sus oficiales. Su espíritu alegre se mezclaba con su gran sentido de la responsabilidad y de la honradez que había aprendido de su padre. Sin haber podido completar sus estudios, en las horas libres que tenía en el barco, se auto-educaba él mismo, copiaba artículos de los periódicos para mejorar su escritura, resolvía problemas de matemáticas… leía las anotaciones que hacían los oficiales de guardia en el Libro de Bitácora, apuntaba las singladuras, y hacia fotos, cientos de fotos. A veces, las hacia desde puntos inverisímiles del buque, consiguiendo, con su pequeña máquina Kodak, de forma consistente, como se demuestra en las fotos que se reproducen en el libro, un lenguaje fotográfico donde un fragmento del buque aparecía siempre en la imagen, como si sirviera de testigo en ese instante donde se cruzan el espacio y el tiempo”.

Cristóbal Serrán, dejó escritas en su diario unas sabias palabras… “ Quiero decirle a las aguas del mar Índico, Pacífico y a todas las aguas saladas y dulces de los mares y los ríos, que este joven y elegante buque y sus hombres que lo dirigen, con pacíficos estudiantes que llevan solo mensajes de paz a todos los hombres de la Tierra. Aprovecho los días buenos de calma, en los ratos que no hay nada que hacer, para escribir en mi diario estos recuerdos y emociones, para no olvidarlos nunca si me falla la memoria. Pongo las fotos tomadas en mi álbum y apunto las singladuras en un mapamundi.

Cada día hago un trazo de lo andado y le pongo un punto negro y los domingos los señalo poniendo el punto en tinta roja. No quiero perder detalles, porque este viaje es muy difícil de que se repita en la vida. Tomo notas que no sabría entender si no fuera por el Libro de Bitácora que tiene mi jefe en su despacho, y que me autoriza ver siempre que hay tiempo libre”.

A su vuelta, el 30 de mayo de 1929, dejó escrito como una reflexión en voz alta… “Acabo de llegar con el “Juan Sebastián Elcano” al puerto de Cádiz procedente de Nueva York. Aquí ha terminado la primera vuelta al mundo de este maravilloso buque-escuela. Escribo mientras viajo de Cádiz a Algeciras, para encontrarme con mi familia en Ceuta. Como diría el autor Ramón de Campoamor: “¡Quién supiera escribir…! para poder expresar lo que mis ojos han visto: Islas de Cabo Verde, Montevideo, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Australia, Fiji, San Francisco, Panamá, Cuba, Nueva York… Cómo voy a explicar a mis familiares y amigos lo que he vivido; cómo van a comprender todo ese mundo tan diferente: los rascacielos de Nueva York, el abrazo emotivo de los sudamericanos que no nos dejaban salir del puerto, la danza del amor de las mujeres exóticas del pacifico, los ciclones, los caníbales de las islas Fiji, los días sin fin en el mar… No olvidaré el resto de mi vida esta experiencia. Sé que el recuerdo de mi viaje en esta primera vuelta al mundo en el “Juan Sebastián Elcano” me acompañará siempre”.

SU ESTUDIO DE ARTE EN CEUTA
Como prometió a su familia, volvió a Ceuta, a pesar de las ocasiones que tuvo de quedarse en Sydney, San Francisco o Nueva York, desistió de estas oportunidades para regresar con los suyos. Su amigo Marcelo García, a quien conoció en San Francisco, le pidió muchas veces que trabajara con el en California, pero él decía que no cambiaba por nada el amor que tenía a su familia. En 1940, se casó con Doña Encarnación Pagán Díaz, una mujer que adoró el resto de su vida – como dejó escrito su hijo Ginés-, tuvieron siete hijos. Aun sin él mismo saberlo, el destino le tenía reservado otras vivencias que no pudo ofrecerle durante su juventud ni en la época que tenía que hacerse cargo de su familia.

Los últimos quince años los dedicó al arte. Y en una oficina que tenía de representaciones comerciales –calle Millán Astray- construyó un “atelier”, un estudio de arte, donde hacia esculturas con conchas del mar. Allí pasaba horas y horas perdido en la creación de sus obras. Cuenta su hijo Ginés Serrán-Pagán que todas las semanas le escribía a su casa de Nueva York. En una de sus cartas le decía: “Trabajo diez y doce horas diarias y no siento el cansancio, sino todo lo contrario, quisiera que los días fueran mas largos…”. Creó cientos de escultura hechas con conchas, corales, peces disecados y fósiles. Intentó su propio pegamento y creaba sus utensilios. Coleccionaba conchas de diferentes países del mundo. Su pasión siguió siendo el mar. Falleció en febrero de 1982. Antes de dejarnos se le veía caminar por la playa casi todas las mañanas solo. Allí se iba, a la orilla, a oír el golpe brusco de las olas con las piedras. “Terminaba así su vida, hablando con el silencio del mar”, dejó escrito su hijo Ginés en el libro “La Memoria del viento”.

EL DIARIO DE CRISTÓBAL SERRÁN TRANSFORMADO EN LIBRO

Gracias al tesón y laboriosidad del hijo de Cristóbal, el antropólogo, pintor y escultor, Ginés Serrán-Pagán el diario se transformó en libro, “La Memoria del Viento: La apasionante primera vuelta al mundo (1928-1929) del buque escuela Juan Sebastián de Elcano”. Fue presentado en el 2004. En el camino tuvo que ordenar y clasificar cientos de fotos, consultar hemerotecas en el extranjero, viajar a algunos de los países que visitó el Elcano y localizar la bitácora. Incluso conoció en Matanzas (Cuba) a su prima Finita, uno de los personajes mencionados y fotografiados por Cristóbal medio siglo antes.

A los pocos meses de su salida a las librerías se agotó, pero Ediciones del Viento (Galicia /Madrid) lo está reeditando y saldrá a la calle en los próximos meses con una edición especial con vistas a que se convierta en un clásico de los libros de viajes. Tras su publicación han sido numerosas las reseñas en revistas especializas como la del general Cervera en la Revista de la Marina, una carta cariñosa del Rey, Juan Carlos o destacar en la prensa nacional el dominical de El Mundo que le dedicó un extenso reportaje en julio del 2005: “Aquella tripulación de 237 hombres que zarpó en 1928 vivió todo tipo de aventuras.

El barco estuvo a punto de naufragar por un ciclón en aguas del Pacífico, pero los marineros —32 desertaron tuvieron tiempo de divertirse descubriendo nativas de pechos desnudos, presenciando carreras de avestruces o participando en peligrosas cacerías de cocodrilos. Todo ello ha sido llevado a un libro gracias al diario y las imágenes que tomó un marinero llamado Cristóbal Serrán. Era 1928. Entonces Cristóbal no tenía más que 21 años y una prodigiosa oportunidad de conocer mundo a bordo del recién nacido Juan Sebastián de Elcano. Más de 300 días (303, exactamente, 168 de ellos de navegación) y 30.000 millas después Cristóbal y sus compañeros de viaje habían visto carreras de avestruces y rascacielos, habían conocido tribus caníbales, habían sobrevivido a un ciclón en el Pacífico que partió el palo mayor de popa —la peor tempestad en la zona en 20 años, habían probado bocados impensables como la carne de tortuga, habían descubierto los encantos de la danza del amor en la Polinesia y disfrutado de la hospitalidad cubana en La Habana. Convencido de que aquello le iba a acompañar toda la vida, Cristóbal sacó cientos de fotografías con su pequeña cámara Kodak de fuelle. Cada vez que el Elcano tocaba puerto, se dedicaba a buscar postales. Entre una cosa y otra llegó a hacerse con más de 500 valiosas imágenes. Y en las singladuras de calma chicha iba anotando con detalle cada vivencia, cada suceso, cada sensación.

No se equivocaba Cristóbal; aquello le acompañó toda su vida. «Todos los domingos por la mañana nos arremolinábamos alrededor de su cama y le preguntábamos cómo eran los canguros de Australia o le pedíamos que nos volviese a contar cómo superaron el ciclón en el Océano Pacífico», recuerda Ginés Serrán-Pagán, uno de sus siete hijos. «Allí abría aquellos álbumes de hojas negras en los que había pegado todas esas fotos tan pequeñas con clara de huevo o con agua y harina, nos enseñaba la riqueza de un grupo de vendedores ambulantes en las islas Fiji o una nativa con los pechos desnudos o la vida del Barrio Chino de San Francisco. Se deleitaba y nosotros soñábamos. Para él era la única posibilidad de relatar esa maravillosa experiencia».

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EL HOMBRE LOBO MURIÓ EN CEUTA

Francisco Sánchez Montoya

Fue un 14 de diciembre de 1863 en la fortaleza del monte Hacho. Un cáncer de estómago puso fin a una conducta salpicada de asesinatos. Tras su juicio se comprobó que no estaba loco, por lo que le condenaron a morir a garrote vil, algo que nunca pasó. La reina Isabel II intercedió ante el tribunal y cambió la pena de muerte por cadena perpetua, tras leer una carta de un hipnotizador francés que defendía que sufría licantropía. Y lo sabemos gracias a los investigadores Félix y Cástor Castro e incluso tenemos su rostro gracias a la labor de Margarita Sanín y Fernando Serrulla.

Años atrás se tenía datos de su posible muerte en la prisión del Castillo de San Antón de A Coruña. Pero estos investigadores aportaron en unas jornadas en el 2011 pruebas de que no fue allí y hace tan sólo unos meses, nuevas pruebas del investigador Cásto Castro demuestra su paso por la ciudad.

En el semanario ilustrado «El Periódico para todos», de 11 octubre de 1876, hace memoria del caso: «Conducido a Ceuta, Manuel Blanco vivió en aquel presidio durante algunos años, sin que en época alguna diese muestras de padecer enajenaciones mentales, ni monomanías de ninguna especie». Y resalta más adelante: «Su hipócrita mansedumbre hubiera interesado a todos en favor suyo, si todos no estuviesen persuadidos de que bajo aquel exterior de hombre honrado y pusilánime, abrigaba un corazón de fiera, el alma de un malvado».

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El investigador Cástor Castro deja clara la personalidad de este personaje: «Fue el primer asesino en serie de la historia moderna. Mató a unas 20 personas, pero solo lo condenaron por nueve, aunque él reconoció 13. Muchos testimonios de aquellos años hablan de él como una persona dulce y culta, ya que sabía leer y escribir. Con promesas de un buen empleo en otras zonas de España, las llevaba hasta bosques, donde las descuartizaba. Para sus familias, los muertos estaban trabajando, lejos de casa. Algunas incluso recibieron cartas falsificadas por el propio Romasanta. Los cadáveres nunca fueron encontrados y Manuel justificó los crímenes asegurando que se convertía en lobo a causa una maldición».

Durante el juicio Romasanta se defendía: «Me caí al suelo, comencé a sentir convulsiones, me revolqué tres veces sin control y a los pocos segundos yo mismo era un lobo, maté y comí a varias personas pero a algunos como Josefa, Benita y sus hijos, lo hice solo». Posteriormente cambió de versión y dijo que no sufría una maldición, sino una enfermedad.  Su trabajo de tendero le servía como cuartada, porque vendía los ropajes y la grasa que quitaba a las víctimas. Fue precisamente la ropa de una de ellas -que un familiar reconoció en otra persona-, lo que delató sus tropelías.

Su paso como preso en Ceuta, se iniciaría en el Cuartel Principal, aquí iniciaban los reos su singladura penal, inaugurando su primer periodo, salvo los que, por sus características específicas, iban destinados directamente al Hacho. Los penados estaban encuadrados en «Brigadas», de unos cien hombres cada una, al mando de un capataz, y bajo la vigilancia de los «Cabos de vara», reclusos también, que dormían dentro de las cuadras y cuidaban del orden interno cuando éstas se cerraban de noche. En las Brigadas se procuraba clasificar a los hombres por iguales delitos o por similitud de sus condenas, y estaban ordenadas, al igual que la escala de penas, de menor a mayor, terminando en la de cadenas Perpetuas. Por tanto, a tenor de la graduación de las penas, había siete Brigadas, más una octava llamada de «Depósito», que acogía a transeúntes, excedente o pendiente de clasificación.

Documentos sobre su muerte en Ceuta

Los valiosos estudios realizados por los abogados e investigadores en etnográfica popular gallega Félix y Cástor Castro Vicente, nos demuestran la veracidad de que Manuel Blanco Romasanta «El Hombre Lobo» estuvo en Ceuta y falleció en la ciudad en 1863. Sobre todo en una prueba documental definitiva, que presentó en las segundas jornadas de Romasanta en Allariz en noviembre del 2012.  Es una anotación en el libro de partidas de difuntos de la parroquia de Santa Eulalia de Esgos del pueblo de Regueiro y corresponde al acto de defunción -cabo de año- de Romasanta celebrado por encargo de dos de sus hermanos. La inscripción localizada por Cástor Castro dice: » En el diez y seis de diciembre de mil ochocientos sesenta y cuatro (año siguiente del fallecimiento) por disposición de Jose Blanco vecino de Pola de Gordón en la provincia de León, sele tubo en esta iglesia de Santa Eulalia el entierro y honras de Manuel Blanco hermano de aquel que murió en el correccional de Ceuta con asistencia de cinco señores Sacerdotes».

En una elaborada comunicación presentada en las primeras jornadas, ya descubrieron hechos novedosos sobre su fallecimiento. Lo detallan como un humilde tendero ambulante que se movía por la geografía del oriente de Ourense y parte de León. Y revelan la cobertura que la prensa del momento le dio: «Consultadas las hemerotecas de la Biblioteca Nacional, topamos alrededor de cincuenta notas en prensa, tanto de diario de Madrid, la Época, la España, El Clamor Público, La Esperanza, El Heraldo de la Mañana, El católico, El Genio de la Libertad, como en diarios de provincias, tanto de Galicia como de fuera, El Coruñés, El Balear. También en revistas como La Ilustración, La Ilustración Artística, El Mundo pintoresco, El Periódico de Todos. Donde desde un principio consideraban la causa del hombre Lobo como una causa celebre».

Sobre su traslado a Ceuta, escriben que siguiendo una línea de investigación en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional encuentran nuevas constancia de la estancia en la ciudad, aparecen tres noticias que además de corroborar este dato, informaban de su fallecimiento. Otra noticia encontrada por los investigadores gallegos da cuenta que en el diario «La Esperanza. Periódico Monárquico» de 21 de diciembre de 1863, en su primera página: » Escriben de Ceuta con fecha 16 del corriente que el desgraciadamente celebre Manuel Blanco Romasanta, conocido en toda España por el Hombre-Lobo, por consecuencia de sus atrocidades y fechorías y que, Juzgado en la Coruña, fue condenado a presidio falleció en aquella plaza el 14 del actual, a la edad de cincuenta años, siendo víctima de un cáncer de estómago».

La condena en Ceuta de Romasanta, era menos rígida que en otros penales, ya que aquí no podía huir, por la situación geográfica. Los investigadores opinan que sabiendo los antecedentes de Romasanta «El Hombre Lobo» quizás pudo tener acceso a un régimen más libre, dada su habilidad en múltiples oficios y su habitual buena conducta constatada en la causa.  Por lo tanto, bien pudo estar en el «Cuartel Principal», en la zona de «Las Balsas». Este recinto fue una pieza muy importante en la historia del Presidio en Ceuta, recordemos que se finalizó su construcción en 1771, con ulteriores reformas y adiciones. El investigador ceutí Alberto Baeza, nos relató cómo eran sus instalaciones: «poseía un gran patio central, de unos 3.600 metros cuadrados de superficie, a la derecha se alineaban las cuadras o dormitorios. En el resto del rectángulo se situaban las demás dependencias, administración, cuerpo de guardia, almacenes barbería, cocinas, letrinas… Las cuadras eran húmedas, oscuras, abovedadas, con poca ventilación y el pavimento de terrizo, sumamente apto para que los reclusos enterraran en él sus armas y sus bebidas.

La suciedad imperaba. En este cuartel había también seis calabozos de castigo, tres individuales y tres colectivos, para cumplir los correctivos disciplinarios que se imponían a los infractores, pero tampoco había celdas aptas para iniciar el primer periodo de aislamiento celular. En Ceuta sólo cumplían penas los condenados a más de ocho años, esto es, desde prisión mayor a cadena perpetua, como fue el caso de Romasanta, grado que, incluso con castigos y retenciones, no podía superar, como máximo, los cuarenta años. Recomiendo para los que deseen más información:  http://arquivocastrovicente.wordpress.com/tras-as-pegadas-de-romasanta/ y http//musicarabeosa.wodpress.com donde podrán consultar las investigaciones de Cástor y Félix Castro Vicente.

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Ceuta presente en las cortes en el exilio en 1943

portadaEl diputado por Ceuta desde febrero de 1936, Manuel Martínez Pedroso (PSOE) estuvo presente en las Cortes republicanas en México, junto a otros políticos que propician en 1943 la creación del primer organismo unitario en el exilio, la Junta Española de Liberación. Siendo también un destacado profesor en la Universidad Autónoma de México.

El éxodo republicano ha sido el más importante de la historia de España no sólo por sus dimensiones y por sus trágicas circunstancias, también por ese componente intelectual que dejó al país privado de los hombres que habían puesto a la nación en un lugar muy relevante por su alto nivel creativo y científico.

El 19 de noviembre de 1933, se celebraron las elecciones, se presenta por la Circunscripción de Ceuta, no obteniendo el acta de diputado. Tuvo como principales adversarios políticos a los abogados Alberola Feced, del partido Radical-Socialista y el Radical Tomás Peiré.

Esta derrota en Ceuta, fue debida a la inhibición promulgada por la CNT, lo que produjo una reducción en el número de votantes de izquierda. Con una población cercana a los 50.000 habitantes, la abstención fue muy alta, con un 60%. Pese a conseguir Pedroso el mayor número de votos (2.458), no consiguió el acta. Al no tener un mínimo del 40% de los votos emitidos, teniéndose que celebrar una segunda vuelta. En esta nueva ronda, unos quinientos ceutíes más acuden a las urnas, y en gran mayoría para votar al candidato de la derecha que con 1588 votos más conseguiría el acta.

En febrero de 1936, nuevas elecciones generales, la dirección del PSOE ceutí apuesta por Martínez Pedroso para presentarse por la circunscripción de Ceuta. Muy poco le faltó para no poder ser candidato, ya que a escasos cinco días de las elecciones, se llevó a cabo la constitución de los candidatos ante la Junta Electoral. Los aspirantes debían presentar un mínimo de diez firmas de concejales y le comunican que han recibido un telegrama del Ministerio de la Gobernación, donde exponen que hay un concejal, de los firmantes, suspendido de su cargo desde octubre de 1934 y por lo tanto carece de derecho para cualquier propuesta.

Cuando apenas quedaban cincuenta minutos para cerrarse el plazo, se presenta el que fuera diputado y alcalde, Sánchez Prado, mostrándole al presidente de la Junta un documento expedido por el Congreso de los Diputados acreditando que fue parlamentario constituyente desde junio de 1931. Con su firma valida su presentación.
El 16 de febrero, fueron muchos los ceutíes quienes salieron a la calle para ejecutar su derecho al voto, la confianza hacia el candidato del PSOE fue masiva. Tras el recuento alcanzó el correspondiente escaño con un total de 7.998 votos, algo más del 70% de los emitidos y el candidato conservador Tomás Peire 3.243. Deja su cátedra de Derecho en Sevilla pasando a la situación de excedencia forzosa, tomando posesión de su escaño, el 3 de abril de 1936. Durante su corta labor parlamentaria, debido al golpe militar, desempeñó la Vicepresidencia de la Comisión de Instrucción Pública y la Presidencia de la Comisión de Estado.

Pero la situación política desde febrero resultaba tentadora para las pretensiones golpistas de un gran número de militares que tácticamente desde esa misma fecha iniciaron las maniobras conspiradoras. El 17 de julio de 1936, el golpe contra la República sería mucho más certero que los planeados con anterioridad.

Le requisan su valiosa biblioteca

El diputado por Ceuta y catedrático se le cursó una orden el 24 octubre de 1936, expulsándolo del magisterio, con el añadido de la incautación de todos los haberes no percibidos. Al ordenarse la retención y no pudiéndose proceder por esta vía, le fue embargada su valiosa biblioteca. Eran veinte cajas de libros, en total unas quinientas publicaciones, que unos meses después, en febrero de 1939, estaban ya incorporadas a la Universidad de Sevilla. El Rector, había elevado al gobierno civil una relación del personal docente, acompañado del correspondiente informe. En el caso de Martínez Pedroso se podía leer: “Diputado a Cortes por Ceuta, socialista con intensas actividades políticas de carácter extremista, como profesor ha cumplido, pero organizador y alentador de actividades revolucionarias, realizando en todo momento campaña vigorosa, dentro y fuera de la Universidad a favor de los ideales que profesaba”.
La represión contra Pedroso, tuvo varios frentes. Por otra parte te le impuso una multa de un millón de pesetas “por traidor a la patria”. Terminada la Guerra Civil, el tribunal de represión contra el comunismo y la masonería, le abrió un expediente por su pertenencia a la masonería.

En la noche del 27 de enero de 1936, la casa del Pueblo en Ceuta era un hervidero, en el cercano café La Perla, se aglutinan las últimas tertulias políticas en torno a quien será el candidato de las izquierdas ajo las siglas del Frente Popular en las próximas elecciones para el 16 de febrero. La cita es a las 22,30. En el salón de actos apenas cabe nadie más. Según consta en el libro de actas de esta asamblea general extraordinaria son 180 los afiliados asistentes.

Una vez constituida la mesa de discusión, y como único punto del orden del día: Designación y proclamación de candidato a diputado a Cortes por esta circunscripción. Preside la mesa José Lendínez, intervino en primer lugar David Valverde quien propuso la designación de Pedroso, explicando: “Ya que en el ánimo de todos está deberá ser la persona aludida, con quien desde las elecciones de 1933 tenemos una deuda contraída, deuda que solo puede ser saldada exaltándole a la Diputación por Ceuta en el próximo Parlamento”. En los mismo términos se explicó su secretario:  “creo que no hace  falta más proclamación después de lo ocurrido el día doce del presente mes, cuando tres la suspensión del mitin por la autoridad, se encargó el pueblo mismo de proclamarlo su candidato, y por eso no pudimos ir nosotros en contra de esa corriente de opinión espontáneamente manifestada”. (Se refiere a un mitin celebrado en el teatro Cervantes y que fue suspendido por el delegado del Gobierno). Ambas manifestaciones fueron entusiasticamente aprobadas por la asamblea, que se pronuncia favorablemente a su favor de Martínez Pedroso. Acto seguido tomó la palabra el presidente del PSOE en Ceuta Sebastián Ordóñez, para agradecer a todos los presentes “la unanimidad demostrada”.
Terminando el acto el presidente de la mesa,  Lendínez, quien proclama candidato a Cortes por el PSOE a Pedroso, finalizando el acto una hora después de su inicio. Tras el golpe de julio del 36, todos los nombrados fueron fusilados en diferentes fechas de la represión.

En Tánger recibía a los que salían de Ceuta tras el golpe

Antes de su marcha al exilio mexicano, el diputado ceutí estuvo en Tánger, socorriendo a los que llegaban desde Ceuta y desde el protectorado. El golpe le sorprendió en Larache. Las noticias que le van llegando una vez en la ciudad internacional son desalentadoras, muchos son los fusilados y cientos los detenidos, incluso en la capital del protectorado, en Tetuán, dado el gran volumen de apresados las autoridades militares construyeron un campo de concentración en las afueras de la ciudad, “El Mogote”.
Ante este desolador panorama Martínez Pedroso, al llegar a Tánger, intenta organizar una resistencia siendo nombrado por el Gobierno, consejero de la Legación republicana. También rehabilita un antiguo grupo escolar para dar clases a los hijos de los refugiados, y también será utilizado como centro logístico de los republicanos en la ciudad internacional.

He podido tener acceso a un informe realizado en 1940 por el falangista José Joaquín, quien trabajó para Pedroso como fontanero, pero en realidad era un espía. El citado falangista en su informe, decía: “Pedroso era como una especie de comisario político y en todas las decisiones intervenía fue el dirigente más peligroso que ha pasado por Tánger pues a sus ideas socialistas, se unía sus grandes dotes de oratoria, refundando en la ciudad el Partido Socialista”, concluyendo: “Todas puestas al servicio de los rojos y a combatir nuestra causa de salvación nacional”.

En este grupo escolar instaló su residencia donde se reunía con destacados dirigentes socialistas como Rafael Jiménez Cazorla, presidente en 1933 del PSOE ceutí y del diplomático y secretario de la Legación Republicana Clemente Cerdeira, quien por sus grandes conocimientos del mundo árabe fue muy presionado por los sublevados, y en vista de su negativa en más de una ocasión intentaron su secuestro por parte de los falangistas tangerinos, su familia en Ceuta sufrió una dura represión.

Tras la finalización de la Guerra, Martínez Pedroso como otros muchos españoles se marchó a México. Como Diputado por Ceuta, estuvo presente en las Cortes republicanas junto a otros políticos que propician en 1943 la creación del primer organismo unitario en el exilio, la Junta Española de Liberación. La llegada de los refugiados docentes, como Pedroso propició la creación del Colegio de México. Su labor intelectual fue muy intensa, el panorama cultural de México se vio sacudido, y enriquecido con aires renovadores, con la llegada de profesores españoles.

Pedroso, impartió la cátedra de teoría general del derecho y del estado y fundó el primer seminario que hubo en la Universidad mexicana sobre esa temática.  Entre otros cuantiosos encuentros participó, en 1943, en la Declaración de la Habana de la primera reunión de profesores universitarios españoles en el exilio. Antes de morir (1958), preparaba su obra fundamental sobre Teoría del Estado.

 

 

 

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Dar Riffien, un siglo de historia

portadaA escasos 5 kilómetros de Ceuta, tenemos un encuentro con la historia, allí tuvo la Legión su acuartelamiento, desde los años veinte hasta la independencia de Marruecos que se abandonó.  Construido en una colina que domina una magnífica playa nos encontramos con unas construcciones en ruinas que nos dan una idea de lo que fue aquello.

Desde que el Rey Alfonso XIII dispuso la orden de 20 de enero de 1920, para la creación del Tercio de Extranjeros, la construcción de un gran acuartelamiento era una pieza vital para la subsistencia del nuevo cuerpo. En primer lugar se fijó el cuartel del Rey en Ceuta, ubicado en el paseo de Colón como lugar de alistamiento. La primera jura de bandera tuvo lugar en la zona del Tarajal, después pasaron a un antiguo fuerte construido durante la Guerra de África 1859-60, la posición “A”, hoy cuartel de García Aldave, y ya definitivamente en octubre de 1920 se trasladan a Dar Riffien. Creándose el 1 de mayo de 1925 la VII Bandera en el citado campamento de Dar Riffien.

En Dar Riffien, existían amplios dormitorios con literas, comedores con mesas de mármol, aulas con escuelas, academias, residencias y comedor de oficiales y suboficiales, y por supuesto un mesón de tropa. El patio de armas contaba con tribunas, y el cuartel disponía de alumbrado eléctrico, agua corriente, biblioteca, sala con billares y mesas para juegos, duchas, letrinas, lavanderías mecánicas, pista de aplicación, polideportivos, almacén de armamento, de prendas… Fuera del recinto estaba el pequeño poblado civil con variedad de tiendas, la granja del Tercio y a 100 metros se encontraba la playa y la estación del ferrocarril que les unía con Ceuta y a Tetuán.

Hoy casi un siglo después de su construcción al pasear por sus escombros, con restos de edificios totalmente desvalijados, nos hacemos una idea de lo que pudo ser aquel recinto. No se tiene la certeza del arquitecto que construyó el acuartelamiento, o si fueron varios los que llevaron a cabo su fisonomía.

Pero según un estudio del historiador Antonio Bravo  este sitúa al constructor Federico Martín de la Escalera en la construcción de un edificio en 1927. Este destacado  arquitecto fue autor dentro de este ámbito norteafricano. Ovetense de nacimiento recaló en Ceuta en 1915, iniciando ese año una intensa carrera profesional y militar en la zona del Protectorado.     Rápidamente fue destinado a Tetuán, encargándose del cuartel de la Alcazaba, el de infantería de R’Caina y el cuartel Ersini. También participó, según el historiador Antonio Bravo  en la construcción del lazareto de Dar Murcia o el cuartel de Samnia Ramel y Hospital Militar y el cuartel de caballería de Babel Mader, todos en Tetuán. El arquitecto Martín de la Escalera se especializó en las construcciones en hormigón armado, siendo distinguido frecuentemente por la aplicación de nuevos sistemas de construcción, como los que aplicó en el puente sobre el rio Xechort.

Sin embargo esta dilatada obra profesional militar en el Protectorado se cortó en 1927, cuando fue destinado a Mahón. Pero  debido a los numerosos lazos profesionales y personales que le unían a la zona norteafricana decidió pasar  a la reserva. Durante tres años realizó algunos trabajos en el ámbito privado en Ceuta, del que destacaríamos una casa de dos plantas de aire regionalista.

Según algunas publicaciones sobre todo la Revista África, nos muestra que tenía de todo, era un pueblo en pequeño, tras cuatro décadas en aquella zona la Legión abandonó en febrero de 1961 su querido cuartel. Replegándose el Tercio “Duque de Alba” a Ceuta.

Quien pasea por esas edificaciones comprende lo que fue aquello, pero actualmente todo esta derruido, y seriamente dañados los edificios, las escaleras apenas se sostienen, ladeadas como un acordeón en el que aún se mantienen las piedras que las dejaron inhabitables. En el suelo todo son cascotes, polvo y restos de vida congelada tras muchas décadas.

El paisaje con las grandes edificaciones han sido sustituido por un montón de escombros que componen ahora lo que era un acuartelamiento modelo. Para recorrer las edificaciones seria necesario entrar con casco por riesgo de desprendimientos, aunque realmente poco queda por venirse abajo. Un paseo por Dar Riffien permite disfrutar de los silencios de la historia.

Entre las muchas historias que albergan las piedras de aquel cuartel está sin duda la visita que el 5 de octubre de 1927, realizó los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Los diarios locales  La Opinión y la Voz de África destacaron aquel acontecimiento… “En Ceuta se nota una animación inusual. La ciudad amaneció con otro color. Todos los ciudadanos se disponen para recibir a los reyes., no se puede dar un paso, las calles están abarrotadas, los balcones de los edificios públicos engalanados con banderas nacionales”.

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LA BALLENERA DE CEUTA (1947- 1954)

portadaFue inaugurada un 24 de junio de 1947, los ceutíes siempre hemos escuchado historias sobre aquella ballenera de Beliones (Belyonech), en narraciones de nuestros mayores con la llegadas de cetáceos capturados en el Estrecho y llevados a la costa cercana a Benzú. En aquel entonces esa zona pertenecía al Protectorado Español. En el esqueleto de lo que se mantiene en pie, se puede ver el edificio principal en su parte superior, se intuyen las iniciales IMSA, que corresponde a Industrial Marítima S.A.

Todavía se puede visitar tras cruzar la frontera con Marruecos y adentrarse en el pueblo de pescadores de Beliones. La caza de ballenas en esta zona – al menos desde el punto de vista comercial – inicia su andadura con la inversión y expansión de las empresas balleneras noruegas y la creación en 1914 de la Ballenera de Getares en Algeciras hasta finales de los años 30, que cierra por escasez de capturas y por el comienzo de la guerra civil. No obstante, tenemos que tener en cuenta por autores clásicos, testimonios gráficos y descubrimientos arqueológicos recientes, parece más que evidente que nuestros antepasados no sólo pescaron la gran variedad de peces que siempre ostentó la Bahía ceutí.
La Factoría contaba con sala de calderas, frigoríficos para conservar la carne, rampa para el izado de las presas, tanques de fusión y conservación de aceite y una explanada para el despiece. Un numeroso grupo de trabajadores, especializado en las diversas labores de despiece, fogoneros, maquinistas y mecánicos, al frente de los cuales se hallaba un capataz, además de las tripulaciones de los barcos. Este edificio principal, tenía un segundo habitáculo donde se encontraban las calderas de vapor y el grupo que distribuía electricidad a toda la factoría y junto a esta, la más amplia, estaba empleada para las piezas capturadas. Es importante citar que esta factoría se abasteció de materiales provenientes de otra que existió en Río Martín (Marruecos).

Las obras se prolongaron algo más de nueve meses. Su implantación supuso una fuente de ingresos importante para muchos hogares ceutíes y también marroquíes residentes en la zona de Beliones. Se contrataron a unas doscientas personas, entre las que se encontraban trabajadores noruegos con gran experiencia en la caza y tratamiento de ballenas. El Consejo de Administración de Industrial Marítima S.A. estaba presidido por el marqués de Casa Pizarro. La ballenera disponía inicialmente de un buque: el “Alcatraz”, que posteriormente fue renombrado como Benzú. Esta embarcación, con un peso de 500 toneladas, contaba en su cubierta con varios cañones, para disparar arpones compuestos por cuatro ganchos articulados que se activaban de forma giratoria cuando impactaba con el cetáceo.

La factoría contaba con un total de diez autoclaves. Ocho se utilizaban para estas funciones, y dos para el tratamiento de la osamenta. El coste de esta maquinaria superaba los dos millones y medio de pesetas. Junto a estas se encontraban dos voluminosas máquinas de 18 toneladas, en las que se introducía el tocino de las ballenas; extrayéndose el aceite para un posterior uso industrial. En la planta baja de la segunda sala, existía un gran depósito de agua. Fuera de las instalaciones, en la parte posterior de la factoría había una rampa con una longitud de cuarenta metros de largo y diez de ancho. La rampa fue construida sobre las rocas, reforzada con cemento recubierta con tablones. En un edificio de planta baja se encontraban las oficinas, junto a un pabellón destinado a los trabajadores remataban las instalaciones.

La ballenera ceutí funcionó hasta 1954 sin lograr buenos resultados, llegando a un máximo de capturas totales de 140 ballenas en 1951, perteneciendo la mitad de las mismas a los cachalotes. La escasez de presas, junto a la independencia marroquí en 1956, precipitaron su cierre, utilizando su mano de obra y maquinaria en la construcción de la factoría de Balea en Cangas de Morrazo y la de Canelitas, ambas en Galicia.

Una ballena de 52 toneladas, la primera captura

Las vivencias de los balleneros en el Estrecho, quedaron plasmadas de forma elocuente por Mariano Vargas y Jaime Conde, en el libro Cazadores de Ballenas… En aquellos años estaba todavía cercana la hambruna que se había padecido en todo el país a finales de los años cuarenta del siglo XX. Miles de personas habían muerto, al no tener nada que llevarse a la boca. España, carente de recursos y con sus tierras esquilmadas, volvió sus ojos hacia la mar. No solo se desarrolló mucho toda la industria sardinera y atunera, sino que se amplió la ballenera, abriéndose dos estaciones de caza en las puertas del Estrecho, una en Ceuta (Benzú) y la otra en Algeciras (Getares)”.

Como muy bien indica en un reciente articulo el historiador Ángel Herrera “La caza de ballenas en el Estrecho” en la revista de la Villa de los Barrios (Cádiz). Los balleneros del Estrecho eran barcos noruegos de 35 a 40 metros de eslora, 300 toneladas de peso y casco de acero. Los motores eran de vapor, al ser más silenciosos que los de diesel a la hora de sorprender a las ballenas. Cada embarcación estaba formada por diez hombres: arponero, contramaestre, jefe de máquinas, cocinero, engrasador y cinco marineros, además del capitán. Para el avistamiento contaban con altas cofas y pasarelas entre el puente y la proa donde se encontraba el cañón, desde el que se lanzaba un arpón de casi 70 Kg. de peso con 4 garfios articulados para aferrar la presa y en la punta una granada explosiva de diez kilos que aceleraba la muerte del animal. Operaban en el área del Golfo de Cádiz, entre el Cabo San Vicente y Cabo Cantan en Marruecos. Tras arponear al animal en su frenética huida, certificaban su muerte y lo inflaban de aire comprimido para evitar que se hundiese, atándolo a los costados de la embarcación para procesarlo en tierra.

El animal al llegar a la factoría de Beliones era sacado a tierra por chalupas y bollas, siendo izado por la rampa hasta una explanada donde era descuartizado y dividido en partes por operarios con cuchillos curvos llamados “noruegos” y zapatos de clavos para poder trepar por el cadáver. De la ballena se aprovechaba todo. Como recordaba Jesús Marchamalo en “Bocados de delfín”, las suculentas tajadas de ballena, cortadas en bloques de 3 ó 4 kilos, mitigaron entonces el hambre de la posguerra, siendo vendidas en los mercados de abastos.

La grasa se fundía para obtener aceite como combustible e iluminación. La grasa de la ballena también servía para la fabricación de margarinas, jabones, velas, brea para el calafateado, pinturas y otros derivados. Con las vísceras y carne se fabricaban piensos y abonos e incluso los huesos se transformaban en harinas. Todo se usaba… hasta las barbas para fabricar diversos artículos como varillas de paraguas, corsés o bastones… incluso sus heces, para el teñido de las velas de los antiguos navíos. Dentro de las ballenas capturadas, los cachalotes eran muy valiosos por poseer los productos más caros de la época, ya que por un lado, de sus inmensas cabezas se extraía una cera blanquecina y fina denominada espermaceti, que se utilizaba en diversos productos cosméticos, farmacéuticos y lápices labiales; y por otro lado, de los intestinos del animal se obtenía una secreción biliar denominado ámbar gris que se usaba como fijador de perfumes.

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Entre la Memoria y la Historia…

Estas memorias nacen en la intimidad de una vida en plenitud, en el Londres de 1974, sin una invitación expresa a su lectura, sin una intención más allá que la del mero recuerdo nacido de la necesidad de contar una dura experiencia. Va dejando brotar sus letras al tiempo que sus recuerdos, con palabras que se clavan hasta el fondo del alma. De manera espontánea, sencilla y directa, nos va relatando situaciones llenas de crudeza en ocasiones, otras con gran sentido del humor e ironía. Cuenta los hechos tal y como sucedieron pero no desde el odio o el rencor. Es un documento donde la realidad allí plasmada  va  más allá del rigor literario o histórico.

NOTA BIOGRÁFICA

Nacida en Madrid el 11 de abril de 1919 y fallecida en Barcelona el 23 de septiembre de 1982.

Su infancia transcurrió en Madrid, donde disfrutaba de una acomodada situación en un ambiente feliz.  A temprana edad inició estudios de piano y recordaba con gran cariño la casa paterna.  Esta situación se vio trastocada bruscamente con la pérdida del padre en un accidente de tranvía.  La joven se encontró en una situación muy dificultosa en la que los tres hermanos de Lola, siendo casi unos niños se pusieron a trabajar.  Ella siempre recordaba emocionada como de común acuerdo todos quisieron proteger a «la niña» y que continuara con sus estudios.

Estudió taquimecanografía en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. Iniciada La Guerra, un día que regresaba a su casa como de costumbre, encontró bombardeada la zona.  Al entrar en el hogar halló los restos esparcidos de su madre.  Sola, con 17 años, los hermanos en el frente, tuvo que ir a identificar lo que quedaba de su madre.  Estas imágenes la persiguieron mucho tiempo, pero ella decía que le quedaba el consuelo de sentir que de alguna manera su madre velaba por ella.

Llegaron los diez años de prisión.

La llegada a Mallorca donde vivían sus hermanos y donde conoció al que sería su marido, Juan París Perelló, después de unos meses de noviazgo contrajeron matrimonio en la Iglesia de San Nicolás.  Nacieron sus dos hijas, Catalina y Cristina.

Residentes en Londres por unos años, debido a los estudios de las hijas, se sintió completamente libre, fue feliz en aquellas tierras y allí una imperiosa necesidad de escribir.

Al regresar a Mallorca, la vida prosiguió con cierta placidez y serenidad, truncada por su enfermedad, un cáncer que les llevó a realizar varios viajes a Barcelona, uno de los cuales fue imposible superar.  De cerca la siguió su esposo, ya que a los tres meses moría también él.

 

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