Tras más de ocho décadas, vio la luz, la logia Hércules en Ceuta

      Hace unas semanas, la historia de Ceuta tuvo un importante acontecimiento: Tras ochenta y seis años de oscuridad, la masonería ha vuelto a la Ciudad.

     Y, como vimos en los distintos medios de comunicación, fue un evento lleno de acontecimientos históricos. El discurso por parte del Venerable Maestro, en la ceremonia de Encendido de Luces, es digno de ser archivado, como documento histórico y lección de historia:

“Con profunda emoción me dirijo hoy a vosotros en nombre de todos los miembros de este nuevo taller del Gran Oriente de Francia, la R.·. L.·. S.·. Hércules nº 5181, para expresaros antes que nada nuestro más sincero y profundo agradecimiento por vuestra presencia en este acto, tan importante como siempre lo es el levantamiento de columnas de una nueva logia. Un hecho que adquiere una mayor relevancia al ser la primera vez en toda la historia de nuestra Obediencia que una logia es instalada en este Oriente, que la llama de una logia se une a la del Gran Oriente de Francia; la primera vez desde aquella oprobiosa fecha del 17 de julio de 1936 en la que se produjo la rebelión militar, en la que un taller masónico prende de nuevo sus luces”.

“Bueno es recordar que Ceuta era en aquella época una pequeña ciudad de 50.000 habitantes, pero con una gran riqueza y tradición masónicas, que albergó cuatro talleres durante la II República Española: Hércules e Hijos de Hércules, federados al Gran Oriente Español; Constancia y Themis pertenecientes a la Gran Logia Española. El golpe de Estado, y con él el inicio de uno de los periodos más negros y trágicos de la historia contemporánea de nuestro país, la Guerra Civil, propició que organizaciones sindicales, partidos políticos de izquierda, obediencias masónicas y militares que no secundaron o se opusieron al golpe contra la República fueran perseguidos hasta sus últimas consecuencias. Con los golpistas los oligarcas y el dinero. El clero metido hasta la sotana. A escasas fechas de esa sublevación, el 15 de septiembre, se decreta que la masonería es una organización contraria a la ley. Siguió después la Ley de Responsabilidades Políticas, culminando el represor entramado legal con la tristemente famosa e infame Ley de Represión de la Masonería y del Comunismo, de marzo de 1940”.

“Se legisla con la “ley del fusil” en la mano, con ¡carácter retroactivo!, considerándose a los masones culpables de un delito de “adhesión a la rebelión”, de un “delito de masonería”. Y lo promulga, paradójicamente, aquél que se había alzado en armas contra la legalidad republicana. Pero para esas fechas España entera se había llenado ya de fosas comunes. La vieja piel de toro era ya una fosa común. Estas leyes infames propiciaron, pues a ello iban destinadas, la persecución de la masonería y otras organizaciones hasta su práctica aniquilación, tanto en el país como en el Protectorado de España en Marruecos. Comunes se hicieron la incautación de bienes, las cuantiosas multas, los extensos periodos de prisión, las torturas y vejaciones, las deportaciones, las pérdidas de carrera y empleo, las humillantes y obligadas declaraciones de retractación, los juicios sumarísimos, las muertes ante el pelotón de fusilamiento o por medio de sacas con el subsiguiente “paseo” y tiro en la nuca. Se trataba no solo de anular al “enemigo”, el “enemigo judeo-masónico y bolchevique”, sino también de mantener en el tiempo su dominio sobre él, sobre todos los que no comulgaran con sus ideas”.

“En Ceuta, donde no hubo frente de guerra, la represión fue desde el primer momento sistemática, despiadada, brutal. Su carácter de plaza militar, su situación y configuración geográfica, que prácticamente imposibilitaba la huida, y el previo conocimiento que los servicios de información –civiles y militares- tenían de todas las personas a reprimir en un momento determinado –como fue aquel- facilitó en grado sumo la práctica de las detenciones, que comenzarían en la misma noche del día 17 de julio. Dos días después se llevarían a cabo las primeras ejecuciones”.

“El total de asesinados, con parodia de juicio o previa saca y posterior ejecución en la vía pública, ascendió a la escalofriante cifra de 268 personas. Un diez por ciento, exactamente 27, eran masones. Debemos añadir que de esos 27 Hermanos 19 de ellos pertenecían a talleres ceutíes: 10 a Hércules, 5 a Hijos de Hércules, 3 a Constancia y 1 a Themis.  Los 8 restantes formaban parte de logias radicadas en otros Orientes: Atlántida y Alfa de Tetuán (Marruecos), Aurora de la Línea de la Concepción (Cádiz), Trafalgar de Algeciras (Cádiz), Isidoro Maiquez de Madrid y Cabo Quilates de Alhucemas (Marruecos). Por Obediencias, 21 pertenecían al Gran Oriente Español y 6 a la Gran Logia Española. De los 268 ejecutados, 169 fueron enterrados en la fosa común del cementerio de Santa Catalina”.

“Aunque llevemos el título distintivo de uno de estos talleres, no nos consideramos herederos de ninguno de ellos, pero si nos sentimos así de todos los Hermanos cuyas vidas les fue arrancada por el mero hecho de pensar diferente, por el simple hecho de luchar por una sociedad mejor. Con profunda humildad, pero llenos también de esperanza y orgullo, hoy cogemos el testigo que aquellos Hermanos soltaron de sus manos antes de la mordedura del plomo asesino, que lo arrojaron al aire a la espera de que la transmisión se produjera. Hoy esa transmisión se ha producido, no han importado los años transcurridos, esos 86 años de oscuridad. No ha importado la brecha generacional, la prueba del tiempo ha sido superada. Hoy la Cadena de Unión recobrará toda su fuerza y vigor”.

“En este resurgir de la masonería ceutí, nos sentimos impelidos a traer aquí el nombre y una breve semblanza de todos ellos, de los 27 Hermanos asesinados. Constituye un imperativo moral. Lo haremos siguiendo el orden de sus fechas de ejecución, que comenzaron el 15 de agosto de 1936 y finalizaron el 1 de abril de 1938. Será el homenaje que francmasones portugueses, marroquíes, luxemburgueses, franceses y españoles reunidos hoy aquí rendiremos a su memoria”.

“Teniendo en el pensamiento la muerte de estos Hermanos, su presencia en el Oriente Eterno, una pretensión nos anima en el camino que hoy principiamos: expandir en la Ciudad Autónoma de Ceuta, en la medida de nuestras posibilidades, los valores que inspiran al Gran Oriente de Francia, nuestros valores de Igualdad, Libertad, Fraternidad y Laicidad, que son y deben ser los de la masonería universal sin distinción de obediencias”.

“Aunque de manera testimonial, Hércules posibilita con su presencia en este Oriente africano que nuestra Región 17 esté implantada a partir de ahora en dos continentes. Un Oriente que acogerá el próximo año el XVI Simposio Internacional sobre Masonería y en el cual está previsto que este taller participe con una ponencia, la cual versará, como es natural, sobre el resurgimiento de la masonería ceutí después de tantísimos años de obscurantismo. Antes de finalizar, quisiera hacer expresa mención de todas las obreras y obreros que han conformado el Triángulo Hércules, fundamento de esta Logia recién constituida. Su ilusión y trabajo desde que empezamos como una pequeña familia de tres miembros hasta hoy lo han hecho posible. A todas vosotras, a vosotros, gracias.”

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